Me vais a permitir que dentro del tiki-taka que tenemos en el Blog, y del ji-ji ja-ja ponga una pequeña nota discordante.
Hace 12 años exactamente un día como hoy, 22 de marzo, pase el peor día de mi vida. La llegada de un hijo, y más si es el primero, es la leche que os voy a contar, pero mi Mariquilla venía con una sorpresa debajo del brazo y esa se manifestó con toda su crudeza el 22 de marzo de 1995.
No quiero enumerar los acontecimientos de ese día, lo único que se que desde entonces no soy el mismo, valoro todo de una manera diferente relativizando todo mucho más quizá en algunos casos demasiado.
Normalmente el día de hoy en años anteriores lo he llevado bien, pero hoy he estado machacado y no han parado de martillearme los recuerdos todo el día.
No soy muy creyente, digamos que nada, pero tengo que dar gracias a Dios todos los días por tener a María conmigo. Todavía recuerdo el marathon que corrí por dedicárselo a ella, se me caía la lágrima mientras me arrastraba por las calles de Madrid (te acuerdas Miguel)
Todos esos días que pase en el Hospital sentí vuestro aliento en el cogote y eso no os lo agradeceré nunca lo suficiente.
Ahora gracias a Dios es solo un mal recuerdo.
4 comentarios:
María fue la primera y fue especial para todos. Los hijos nos hacen mayores de repente, y si encima nacen en esas circunstancias la sensación se multiplica por mil. Estoy orgulloso de vuestra reacción como padres en aquellos momentos dramáticos, y me alegro cada día que veo a María en el patio de Montpellier, una mujercita ya, tan alta como yo, superado el pasado y enfilando el futuro.
Perdón por ponerme sentimental, pero es que me has tocado la fibra.
Esa es nuestra auténtica fibra. Otras cosas me pueden afectar más o menos pero los hijos son los hijos y es una relación que se puede explicar mil veces pero hasta que no los ves en este mundo no terminas de entenderlo.
No hay que pedir perdón por ponerse sentimental porque al fin y al cabo somos lo que sentimos y no todos los días son fiesta.
No se que decir. Yo también lo recuerdo como si fuera ayer, sobre todo las escenas de su llegada al Ramón y Cajal y la visita que hicimos juntos a la UCI. Por suerte, este episodio nos hizo a todos más fuertes (la primera a María que no hay más que verla) y como tu bien dices Titus, nos ayudó a aprender a valorar lo que tenemos y a relativizar las cosas.
Incluso de situaciones así comparándote de otros con mucha menos suerte sacas la conclusión de lo afortunado que se puede llegar a ser.
No quiero dejar pasar la oportunidad de felicitar tanto a los padres como a María -ella fue la primera...- pues como dice Mike, nos caimos del guindo por fin cuando llegó la progenie. Que eso de vivir en pareja está muy bien -pero que muy bien, oyes-, mas cuando le ves la peluda coronilla al primer peque en la estrechez donde estamos acostumbrados a disfrutar, salvo los ginecólogos, toda la vida nos cambia y se acabó lo que se daba.
Yo andaba acabando un parque de feria hace 12 años, así que me pilló a 600 km del Ramón y Cajal, pero estuve tan en vilo como todos vosotros. Y aún me acuerdo de las noticias que me ivan llegando hasta que al fin pasó el peligro. Meses después nació Gabriel y tuvimos que operarle de píloro en Navidad, así que desempolvamos los fantasmas. También salió adelante, como María.
Como tú mismo dices, Tytus, gracias a Dios. Contento tú contentos todos, .
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