martes, 17 de mayo de 2011

EN PRIMERA PERSONA



No me gustan las motos, pero siempre he amado la nieve. No digo más.

viernes, 6 de mayo de 2011

EL PUTO AMO


Con una naturalidad insultante Mourinho se ha convertido en el jefe absoluto del madridismo. Porque así es este hombre, natural e insultante, muy insultante, cualidades que le han valido para ser designado in pectore como el PUTO AMO. Hace y deshace, quita y pone, dice y no dice y cual ratas de Hamelin las hordas blancas aplauden enfervorecidas como si el Mesías mismo bajado del cielo hubiera dictaminado. Un putoamismo sin lagunas, jamás visto en la casa blanca, del que el presidente es un abducido fanático más. Parece el mismo ser superior de antes, pero no lo es, su cerebro está vacío y su alma ni está ni se la espera pues hace nueve meses fue vendida al diablo a cambio de acabar de una vez con la hegemonía del Barça. Mal negocio esta vez Sr. Pérez.

Mi teoría del puto amo se apoya en hechos objetivos, tangibles. Los más claros son también los más recientes. Cómo se puede explicar por ejemplo que en el partido de ida de semifinales de Champions el gran Mou decida que el 0-0 es un fantástico resultado en casa para jugárselo todo a una carta a la vuelta en el Camp Nou. Ni los jugadores de ruleta rusa asumen más riesgos. Sin ningún tipo de rubor, decide que el equipo se encierre atrás a esperar una jugada de fortuna, que por supuesto no se produce pues no se tira a puerta ni una vez. Luego la expulsión de Pepe le puso en bandeja la excusa perfecta para buscar culpables a una derrota de la que él era el máximo responsable.

En las crónicas blancas jamás se había visto nada igual. El Madrid, en el Bernabéu, en semifinales de Champions, en el partido de ida sin renta que defender, contra el Barça, habiéndole metido el miedo en el cuerpo al rival tras ganarle la copa de Rey. En sólo un partido Mourinho fue capaz de pasarse por el forro todas aquellas características que son marca de la casa, que forman parte del escudo y que están presentes en el ADN del Real Madrid desde hace 108 años. Decapitados ilustres como Del Bosque o Pellegrini, cometieron pecados mucho más veniales que Mou en sólo 45 minutos para la historia, los primeros 45 minutos de los 180 para los que fue expresamente fichado este año. ¿O es que ganar la copa era el objetivo? ¿Para eso fichamos a Mou?


En ese mismo partido, ver el banquillo del Madrid era como una broma pesada. Higuaín, Benzemá y Adebayor, tres delanteros como tres soles. Alguno habrá olvidado como el puto amo ninguneó a Jorge Valdano, director general deportivo y a la postre su jefe, y como puso de rodillas al club exigiendo la contratación de un delantero en enero debido a la lesión de Higuaín. Entonces se quejaba (el puto amo es una queja políglota con patas) de que no tenía delanteros. ¿Para que quieres delanteros, para dejarlos en el banquillo el día que más necesario son? Don´t fuck me!

Y que decir de la rueda de prensa del mismo partido donde no dejó títere con cabeza. Se metió con en Barça, con Guardiola, con UNICEF, con la UEFA, con el árbitro, con Villar. Curiosamente en ningún momento dijo aquello de “me he equivocado”. Lo peor fue comprobar como aludía tantas veces a los partidos del Barcelona contra el Chelsea y el Inter de Milan de años anteriores como el que se acababa de disputar. ¿Y a qué madridista le importa tu puñetera historia personal? Nos importa el Real Madrid y que nos expliques porque hicimos un ridículo tan espantoso, cómo fuimos capaces de ofrecer una imagen tan patética y timorata ante un equipo que por primera vez en muchos años nos tenía respeto.

En esa misma rueda de prensa, afirmó con rotundidad que la eliminatoria estaba perdida. Por decir que era imposible ganar el el Camp Nou, Schuster fue decapitado a los diez minutos escasos. El puto amo en cambio, dice esto y el club no le echa. Tan sólo calla, mira para otro lado y por tanto otorga. Para mayor dislate incluso al día siguiente saca una nota apoyando ciegamente a su entrenador, a la postre su mandamás, su puto amo.

Estoy triste con todo lo que está ocurriendo. De verdad que no doy crédito. Asisto atónito como espectador a una procesión de zombis que siguen a un tipo arrogante y mal encarado que se cree más listo que nadie y que no ve en el Madrid sino una etapa más que quemar en su exitosa carrera, lo único que de verdad le importa. Nadie levanta la voz contra este Robespierre de tres al cuarto. Ni club, ni afición, habitualmente crítica y exigente. Todo lo que el haga está bien, todas las burradas que suelte son respaldadas oficialmente, todas las enemistades que cosechemos son asumidas como mal menor. En el fondo Mourinho tiene razón, dicen. Y es cierto, cualquier observador objetivo puede comprobar como el Madrid es un equipo tradicionalmente damnificado por árbitros, federación, televisiones, UEFA y demás caterva y hay que quejarse porque el que no llora no mama. ¡Váyanse ustedes a la mierda!

Soy madridista y siempre lo seré con Murinho y sin Mourinho, con Florentino y sin Florentino. Gracias a Dios y aunque algunos iluminados no se lo crean, el Madrid está por encima de las personas, y su grandeza sobrevivirá a todas las sobredosis de putoamismo como la que ahora padecemos.

Yo creo estar vacunado y pensaba hace pocos meses que el madridismo también. Por lo visto y mira que lo lamento, me equivoqué.

lunes, 2 de mayo de 2011

LA PASIÓN CASTELLANA



Sigüenza, en el corazón de Castilla. Viernes Santo. 12:30 de la mañana. Cielo plomizo amenazando lluvia. Calles apretadas de gentes de toda condición: padres y madres del lugar con el traje de los domingos y cámara en mano, hijos pródigos que vuelven sólo de visita y se volverán a Madrid a una vida más anónima, viejas beatas de comunión diaria de dos en dos. Entre ellos, salpimentando a la población veo familias de musulmanes. Ella con el pañuelo anudado a la cabeza y él de la mano de sus pequeños vástagos que no reparan en lo pintoresco del momento. Tres africanos de auténtico ébano y dos metros de altura cada uno, parados en la intersección. Abren mucho los ojos porque esto es nuevo para ellos. Miramos al cielo de vez en cuando por si hay que sacar el paraguas. Los balcones están atestados de silencio. Una banda a lo lejos anuncia que se acercan los pasos. Cada imagen es portada a hombros por un grupo de mocetones de cara rojiza y sudorosa que el yelmo abierto permite desentrañar. Han estado entrenando para la ocasión, pues no es moco de pavo pasear al Señor o a María, la madre de Dios, por las calles empinadas de tu propia localidad. Es un privilegio y no se puede fallar. Los niños a hombros de sus padres ya los vislumbran. Ahora la banda se arranca con el himno nacional. Quizás fuera de lugar, recuerdo que somos campeones del mundo. Los nazarenos con sus capirotes infinitos nos miran sin ver. Los africanos no se pierden una. Hay un silencio entre prudente y fervoroso. Imposible no sentir cierta emoción. Para algunos tradiciones religiosas, para otros simple folklore. Se van los pasos calle abajo. La musulmana dice algo a su marido y agarra de la mano a los niños mientras se pierden entre el gentío que sigue las figuras con la mirada mientras comienza a lloviznar.



A mí, particularmente, me sigue pareciendo una celebración anacrónica. Pero el sentimiento es innegable. La imagen de la Virgen dolorosa continúa impresa en mis retinas cuando bordeamos la avenida que nos lleva al restaurante en el que nos esperan las viandas. Siento dudas en mi interior. Quizás sea porque nos apretamos una asado de cabrito en Viernes Santo, culmen de la Cuaresma. Quizás sea porque, a pesar de todo, sigo siendo cristiano y castellano viejo.

domingo, 1 de mayo de 2011

¡¡¡CON LO QUE YO HE CURRAO…..!!!


Si, brothers, si. Lo que os anunciaba ha ocurrido.
Muchos os negabais a creerlo, pero cada uno conoce los intríngulis de su trabajo y yo sabía que teníamos marejada.
Este lunes 25 de abril a las 5 de la tarde se acercó mi líder carismático al despecho acompañado del Mario, responsable de recursos humanos. Ambos con una cara muy compungida: “Luis, ¿puedes venir un momento a mi despacho?”.
Yo sabía que ese día era el momento adecuado, después de Semana Santa, después de la tranquilidad se producía la tormenta.
Estaba preparado, y lo que yo imaginaba como un momento de sofocón y agobio importante no se produjo en absoluto, más bien lo viví como un trámite sin mayor importancia.
Mi jefe empezó la conversación:
JEFE: “Luis, hemos decidido proceder a tu despido debido…”
LUIS: “Bien, bien. Mejor me comentáis las condiciones y abreviamos este momento desagradable”.
JEFE: “Bueno, hemos decidido hacerlo bien y reconocemos la improcedencia del despido, te pagamos 45 días y…”
LUIS: “Perfecto, si os parece me llevo los papeles de la indemnización y los miro tranquilamente en casa. Ahora con vuestro permiso me voy”.
Y así acaba una historia de quince años de trabajo para una empresa donde empecé desde abajo, como visitador médico, ascendí a gerente de zona y finalmente fui jefe de ventas. Una empresa donde durante muchos años me dejé la piel. Una empresa que yo consideraba mía, una empresa que había contribuido a construir desde cero hasta lo que es hoy.
Mis sentimientos son agridulces. Por un lado estoy muy decepcionado, mi exjefe nunca confió en mí, yo pertenecía al pasado, a un equipo del que él se ha encargado de borrar todo vestigio del pasado. Ha echado al director farmacéutico, al director médico, a gerentes amigos del antiguo director comercial y por fin me ha llegado mi turno. Finalmente podrá escribir la historia del laboratorio sin la interferencia de la memoria de lo que fue antiguamente la compañía.
Por otra parte tengo una agradable sensación de liberación. Los últimos tiempos han sido una auténtica batalla campal, el ambiente era irrespirable. Los lunes me incorporaba al trabajo con ganas de vomitar, os aseguro que esto no es una exageración, realmente estaba enfermo de asco.
Nos os preocupéis por mí. Las cosas con un pedazo de indemnización se ven con mucha tranquilidad. Puedo pagar la hipoteca de mi casa y todavía me sobra para pagarla otra vez.
Desde el minuto cero he empezado a valorar varias posibilidades, he empezado a indagar para poner una franquicia, estoy activando mis contactos e incluso ya estoy en contacto con una pequeña empresa de biotecnología española con productos muy novedosos para montar una red de ventas en ginecología, son científicos y no tienen ni papa de vender.
En fin brothers, lejos de ser un problema lo veo como una oportunidad de cambio y de desarrollo personal para seguir disfrutando de trabajar, como siempre he hecho.
Ahora tendré un poco de tiempo para hacer alguna cosa especial o simplemente para desintoxicarme del mal rollo de estos últimos dos años.
Cuando queráis quedamos y os cuento más. Ya sabéis que no me gusta escribir y os podré dar más información en directo, ahora sin las malas caras de estos últimos tiempos, ya sabéis todo lo que me rondaba por la cabeza. Siento mis “silencios” pero estaba con mucha tensión, incluso en los momentos que debía estar desconectado del trabajo, me era imposible hacerlo.
Nos vemos pronto.