"La memoria es el único paraiso del que no podemos ser expulsados."
Jean Paul Ritcher
"La ventaja de tener mala memoria es que se goza muchas veces con las mismas cosas."
Friedrich Nietzsche
Recuerdos. Vagos recuerdos. Entre vapores etílicos, recuerdos. Fue una noche de mediados de la década de los ochenta, n. p. i. de cuándo exactamente -Titus o Mike, ¿podéis apuntar exactitud? Gracias-. El caso es que era el tercer o cuarto garito de copas que hollábamos y estaba por la zona de Princesa. Abarrotado de gente, encaladas las paredes a imagen de los establos andaluces, endiablada música a centésimas del límite de amplificación, cuajado de seres sedientos de roce y alcohol. Las copas eran copones y contenían ambrosías de color rosa o esmeralda: leche de pantera genuina y JJ's con sabor a pipermin frapé. El caso es que las babas de nuestro grupo se agotaron mezcladas con aquelllos fluídos divinos y nos dispusimos a pagar en pesetas.
Un timo nos pareció. La cueva de Alí Babá no daba cabida a tanto salteador de caminos como en aquella nueva Ronda, pero nos rascamos las bolsas e hicimos intención de despejar cuando súbitamente alguno de nosotros dijo: -¿a que no hay huevos?. No era el concepto de SIMPA, que habíamos experimentado en ocasiones para dar una respuesta aleccionadora a posaderos y choris de barra que habían intentado colárnosla en ocasiones. Esto iba más allá: era la risa histérica, la mandíbula febril del que cleptomaniza por despecho por debajo del nivel de flotación de las cinturas. Así que entre los cinco o seis que éramos nos fuimos pasando el fruto del trabajo del soplador de vidrios como el bulto que lleva el novio la noche de bodas en Navatrócola de Abajo a las cinco de la madrugada.
Allí estábamos todos: en medio del frío de la noche del foro, con el vapor feliz dentro del cerebelo y la Copa de Europa debajo del abrigo. La llevaríamos en metro o en la cabra, pero se la quedó el Titus y ya no la he vuelto a ver. Como la primera copa no hay nada. Y yo la recuerdo aún entre vapores, pero como si no hubieran pasado más de veinte años. Os pido por caridad que me recordéis quiénes estuvimos, cuándo exactamente, cómo era el nombre del sitio y si tenéis recuerdos de forma y tamaño, porque yo la sigo viendo como la más grande del mundo. Lo recuerdo perfectamente. ¡Vaya que sí!
3 comentarios:
El antro era (y creo que aún es) El Chapandaz, en la calle Fernando el Católico, 77, un hito de nuestras correrías etílicas por Moncloa. La mejor leche de pantera de Madrid. Era estrecho y las paredes estaban decoradas con un basto gotelé blanco (casi imitaba a las estalactitas). La última vez que lo visitamos fue en la despedida de soltero de Titus, a principios de los 90. Por cierto, mangamos más de una copa, aunque en noches diferentes. De hecho, una de ellas la usamos durante un tiempo para hacer nuestros cócteles caseros (calimocho preferentemente) hasta que se rompió. Lo de la fecha del hurto es para nota, pero si en una relectura de mi diario me topo con ese dato no dudes de que lo recordaré aquí.
No estaría mal recorrer de nuevo esos lugares, aunque nos miren raro los delincuentes que los frecuentan ahora.
Teclado hereje.
Chapandaz es el unico dato que puedo aportar. Yo probablemente no fuera de la partida en la ocasion a la que te refieres, pero sirva como ejemplo de tropelia etilica. De lo de mangar vasos siempre he tenido la misma sensacion, el que esta en la faena lo contempla como un genuino atentado contra la ley y sale orgulloso del garito con su trofeo bajo el abrigo para mas tarde recapacitar y ver que lo que te has llevado es una mierda de vaso enorme con todas las babas madrilegnas adheridas.
Pero bueno, otra vez mas se demuestra que lo importante es el viaje y no el destino.
En mi despedida de soltero creo que también pasamos por allí, por Chapandaz. Ahora sí lo recuerdo. Fue después de meternos unos bogabantes y antes de lo de la muñeca hinchable.
Pero Titus, ¡manifiéstate, cohone! Dame alguno de los otros datos: ¿componentes, fecha, tamaño del trofeo? Que no se diga que no puedes recordar NADA ni aportar NADA ni escribir NADA sobre este nuestro recuerdo. Yo sí creo en ti. Lo de Chueca era broma. ¡Titus! Ni caso, oyes.
Publicar un comentario