martes, 24 de febrero de 2009

EL PRINCIPIO DE PETER

"En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia" (Laurence J. Peter).

Lo hemos experimentado (y padecido) en nuestras empresas. Profesionales que realizan bien su trabajo, incluso que practican la excelencia, son promocionados a puestos de mayor responsabilidad una y otra vez hasta que acaban cagándola y, en el paroxismo burocrático, convirtiéndose en jefes tóxicos. También hay tipos con un equipaje de ignorancia casi sin lagunas que hollan la cumbre y siembran el desconcierto alrededor. Porque arriba también se llega reptando. En la mayoría de los casos se trata de un viaje sin retorno hacia el despeñadero. Por eso toda mi vida he evitado los despachos. ¿Dar órdenes? ¿Yo? Si puedo elegir, prefiero que no me manden. Y desde luego no tengo ningún interés en ascender hasta mi nivel de incompetencia.


















En la subida al Kilimanjaro mi compinche y yo le dimos una vuelta al principio, como si fuera una apostilla a Peter: "Todo el mundo se frustra al alcanzar su nivel de incompetencia". El cura se frustra porque no puede ser obispo; el obispo, porque no puede ser cardenal; y el cardenal, porque no puede ser Papa. El redactor desea ser redactor jefe, y éste, subdirector, y al no conseguirlo hay llanto y rechinar de dientes. Los miembros de MSB que malviven con una happy hour a la semana, o al mes, aspiran a presentar las credenciales de Yiyi, que sufrirá un atentado cualquier día de estos porque la envidia es muy mala. Cada jornada en las faldas del Kili, cuando llegábamos al campamento y mirábamos el altímetro, nos repetíamos: "Todavía no hemos alcanzado nuestro nivel de incompetencia". ¿Me hubiera frustrado no salir victorioso de la montaña? Es posible, a pesar de que me obligué a quitarme presión durante las semanas previas. En fin. Todos tenemos sueños y ambiciones, y más vale no prescindir de ellos porque son el motor de la vida, pero creo que ya somos bastante competentes con sobrevivir al curro, a los lebreles y a los frentes abiertos como para ahogarnos en un océano de frustraciones.

5 comentarios:

PacMan dijo...

Espero, por el bien de todos, que pase el chaparrón lo antes y mejor posible. Hay que pensar que los que se mueven por ambición llevan la insatisfacción en sí mismos. Por cierto, ¿cuál es la razón de mezclar a Rubik con las témporas? No entiendo.

Mike Muddy dijo...

El "conceto" de frustración: tienes que resolver el cubo de Rubik para quitar el sujetador.

gonso dijo...

Yeah,
Nunca me ha importado que me manden, si me mandan bien y no me mandan a la mierda. Me mandan en casa, en el curro y en todos lados... otra cosa es que yo obedezca.

La frustración depende de la ambición. Reduce tus ambiciones y reducirás tus frustraciones. Si sólo te planteas una happy hour al mes/trimestre/año, todo lo que venga de más será un fiestón.

yiyi dijo...

Esa es la actitud Gonzo, siempre positivo. Cuesta lo mismo que ser negativo y tiene mejor resultado

Penélope dijo...

Ahora lo entiendo, el tiempo que se tarda en "quitarlo" es por eso de "resolver el cubo"..y pensar que era los "previos" (eso sí que es frustración).