La hierba ya no es para las vacas. Esa era la excusa oficial de todos los tenistas de la Armada cuando uno tras otro se quedaban fuera del torneo de Wimbledon a las primeras de cambio. Pero en éstas llegó Nadal.
Éste tio es de otro planeta. Ha pasado de ser una "rata de tierra" como llaman a todos los españoles, que sólo se defienden sobre el polvo de ladrillo, a cargarse a todo un número 1 del tenis mundial en su superficie favorita donde no había perdido nunca y llevaba levantando la copa dorada año tras año. Pero en éstas llegó Nadal.
No sé en que superficie se van a jugar los JJOO pero me da que el de Manacor tiene más papeletas que nadie para traerse una medallita. En cualquier caso ya sea tierra, hierba, cemento, parquet, tarima flotante, azulejo de porcelanosa, barro, adoquín o asfalto el que tenga que jugar contra Nadal lo tiene clarinete.
2 comentarios:
Difícil ha sido estar frente a la pantalla con TDT aguantando durante horas a sofá firme la refriega entre estos dos colosos de la técnica y de la potencia. De un lado, el príncipe suizo cuyas armas en hierba suelen ser letales: saque, volea y derecha ganadora. De otro, el mendigo español con mente inquebrantable. Ni las inclemencias del weather de Londres, que por dos veces me ha hecho sospechar en un desenlace de lunes, me han conseguido retirar de la butaca. Ha sido un esfuerzo que ha merecido la pena, pero esfuerzo al fin. Casi tan grande como la gesta de Nadal. No juega mal este chico. Recuerda a John Mc Enroe en aquella final también sobre el green en que jubiló al viejo Bjon Borj. Casi nadie. Puede que el príncipe haya dejado el cetro de una vez por todas al mendigo de 22.
Nadal será uno de los más grandes de la historia. Para los british, tan soberbios ellos: Wimbledon es como jugar al ping pong, y eso que ahora las cosas han mejorado (no sé si por el corte del césped o por la técnica de los jugadores, que restan mejor). Recuerdo los tiempos de Boris Becker (saque-volea, saque-volea) y, si me apuráis, de McEnroe. Un aburrimiento. Nunca he comprendido el prestigio de este torneo, más allá de la tradición. El tenis de verdad se juega sobre arcilla.
Y ahora, a por el Tour.
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