Yo estudié en el Perelló, en el Colegio Obispo Perelló. El Perelló fue la forja de algunos de mis mejores amigos, y de mí mismo. Por supuesto que era un colegio de curas, pero de los curas más permisivos, tirando a rojillos. Vamos, que eran de origen navarro. Y así salieron algunos. Y digo algunos, que eramos todos chicos, y para ver una falda, había que verla en la cocina o fuera, cuando salíamos. Otros colegios de la zona eran el Montpelier y el Corazón de María, de niñas ambos. La que no salía monja de este último salía más bien gallina.
El Perelló. Tengo en la memoria las pizarras de color negro, con tizas de las que hacían un polvo que te ganabas el asma con certeza. Olores de orines en los servicios bajo las escaleras del patio. La "ducha", que consistía en asir al compañero por hombros, brazos y piernas, y calar en una de las dos fuentes del patio la cabeza del susodicho con el cuerpo horizontal y convulsionado según la fuerza de cada uno. Los 6 ó 7 partidos de futbol coexistentes simultáneamente en el recreo, sumados a varias partidas de gua, frontón, chapas y alguna que otra riña a puñetazos eran la norma de cualquier día.
Entre los alumnos estaban los patanes, los empollones y los del montón - uséase yo mismo-. Lo que recuerdo son los apellidos: Morena Bañuelos, Oviaño, Martínez Aniorte, Priede, Pazos Filgueira, Expósito -luego me he enterado que éste era un apellido que se ponía a los niños de la inclusa, ¡qué tiempos la Virgen!-. Los profes eran estereotipos perfectos: don Antonio y su "sebastiana" -una vara flexible que acariciaba las palmas de las manos-, el Elío, el Esparza... Los curas iban con alzacuellos pero sin sotana. Lo mismo impartían religión o latín como capones con los nudillos o las yemas de la primera falange, que dolían más. Pero el Lope se llevó la palma. El Lope, ya fuere de la Obra o no, me hizo odiar y finalmente amar la física y las matemáticas. Después de follarse al conjunto de la clase en física de 2º de BUP, se permitió el lujo de explicarnos que lo había hecho para hacernos estudiar como jamás lo habíamos hecho. Y vive Dios si lo hicimos. Sudamos tinta para ganarnos el 5. Luego de unos años de haber salido del Perelló, volvimos a mendigar que nos dejaran jugar en el patio un partido de futbol. Nos volvimos con el rabo entre las piernas. Ni nos conocían (esto último es falso). También se nos pasó por la cabeza ir a saludar al Lope y decirle que sus esfuerzos y "calzadas" merecían la pena, pero creo que se había jubilado. Otra decepción.
No obstante, la mayor decepción es comprobar que el Perelló, el Montpe y el Corazón de María ahora son mixtos. Claro, nosotros arrastrando nuestra timidez y pardillez desde aquellos años en blanco y negro, y ahora los niños jugarán a médicos en el patio. ¡No hay derecho!
9 comentarios:
El sábado pasé cerca de mi cole, Gymnasium Español en El Viso, ahora es una embajada, de una república caucásica o algo así porque no supe reconocer la bandera. Quizá en el despacho del señor embajador de Chiquitistán yo aprendí a leer, estudié las tablas, me llevé algún reglazo del Señor Gutiérrez y Rocio me rompió el corazón por primera vez.
En ese patio del Perelló me colé yo para jugar algún partidillo. Y te olvidas de las sesiones de cine los fines de semana: "Los Diez Mandamientos", "Ben Hur" y otros clásicos cuajados de momentos Heston.
Sí, el Perelló, el Montpellier, el Fátima (donde estudiamos Titus, Pepe y un servidor) no eran mixtos en nuestros tiempos... Hay otro factor: ahora los coles están llenos de niños inmigrantes. En el Fátima son mayoría. Y otro: la pérdida de autoridad de los profesores, por culpa del sistema y de la permisividad de los padres.
No me tientes Mike, no me tientes...
Sé lo que se siente, Gonso, cuando te roban parte de tu infancia de ese modo. Ahora mi primer colegio, lo llamaban "de Maternales", es una tienda de cortinas. Como ves, mucho más prosaico que una pomposa embajada.
Y en cuanto a las sesiones de cine de barrio, recuerdo los chicles pegados a los bajos de aquellas sillas de madera laminada. También recuerdo la serie completa de pelis de Simbad el Marino, con sus monstruos de cartón piedra que nos daban miedo.
Gran cole, entonces, el Perelló... Yo recuerdo, cuando nos quedábamos a comedor, las escaleras "secretas" a las que se pasaba por un pasillo cuyas puertas solían estar cerradas...
Y profesores como don Amalio, don Daniel, el padre Núñez, que, jubilado, sigue en la comunidad de allí, como si por él no pasasen los años.
... y la piscina.Nos olvidamos de la piscina.
"El Perelló".59 castañas tengo y sigo añorando aquellos días.
Ahí en esa foto estoy yo... con Don Rafael. Era 2° de EGB... que años más felices pasé en aquel colegio. Por cierto, en su salón de actos también veíamos las pelis de Raphael. Me fui del cole en 6° de EGB pero he seguido teniendo contacto con el padre Esparza, el padre Elio, el padre Sanz... el padre Juan que se casó con la señorita Esperanza... que tiempos
Ahí aprendí a nadar con el mamón de Juanito que nos quitaba el palo antes de llegar... jajajajajaja
Pues ya es casualidad. Yo también estoy en la foto. Buscando información de un profe de Historia (el Táuler), me encuentro esto. Buenos tiempos, sí señor. Un saludo
Publicar un comentario