¿Quién no ha escuchado la frase "somos lo que comemos"? Pues esto mismo me ocurre a mí con la música. Me acompaña, mece mis recuerdos, enmarca todos mis actos. Vamos, que la metonimia viene al pelo (perdón, creo que esta es la figura lingüística, pero que alguien me corrija). Me considero un animal musical. Había por ahí una línea -de tantas- abierta y era la de los discos de nuestra vida. Yo sí que voy a repetir algunos, porque consideraría una falta de respeto a ciertos músicos no mencionarlos por el único hecho de haber sido citados anteriormente. Empiezo.
1.- ORÍGENES
A principios de los 70 en casa teníamos un tocadiscos "monoaural" de aquellos que eran como una caja cuya tapa se abría y era el altavoz. Sonaba como el culo y todos escuchábamos aquel trasto con miedo a que se rompiera en cualquier "do", sostenido más de la cuenta. En aquella época consumía la música ligera en formato de 45 revoluciones que se agenciaban mis padres. Víctor Manuel y Miguel Ríos alternaban con Antonio Machín, Rocío Jurado y Raphael. Años después me di cuenta que aquella música "ligera" estaba bien para ellos, pero que la respuesta a las preguntas que me hacía hablaba inglés y venía de la mano de grupos como The Beatles, Bee Gees o Queen. Era aún muy niño para comprar discos, así que me conformaba con escucharla en la radio, soñando que un día podría ser dueño de mi propia música.
2.- INDEPENDENCIA
Comienzan los 80. Las pagas de la época no daban para mucho más que acercarse a MF -la tienda del barrio- una vez al trimestre, así que trataba de gestionar los recursos propios de la mejor manera. Adquiriría los LPs de músicos de pop y rock, como Supertramp, el gran Michael Oldfield, Radio Futura, Nacha Pop o la Orquesta Mondragón, pero en menor cantidad de los que me hubiera permitido mi exiguo bolsillo de adolescente. Después de cada compra se recreaba una celebración en mi cuarto que consistía en contemplar el disco por unos minutos y despojarlo de su funda exterior de cartón. A continuación me leía el contenido de arriba a abajo de la funda interior y también se la sacaba. Con cuidado de no marcar mis dactilares en la superficie surcada, colocaba aquel pedazo de plástico en el plato forrado de goma, cuidando de hacer coincidir la guía del tocadiscos con su orificio central. Giraba con mimo aquel brazo y con el índice depositaba la cabeza de manera que la punta de diamante rozara el borde exterior y comenzara a resonar ese sonido estropajoso que precedía indefectiblemente a las primeras notas de esa nueva compra. Ajustando el volumen en cada caso, esta escena se repetía cada 25 minutos.
Nada que ver con los CDs de los 90.
3.- REVELACIÓN
Me compré mi primer casette estéreo y mi primera cadena de música. Un acontecimiento me había hecho volver la oreja hacia el rock sinfónico y progresivo de los 70, y fue escuchar completo el Discovery de la ELO en casa de un primo de Granada, por cierto recientemente fallecido, con una cadena de música de las maxi. Aquellos sonidos han marcado mis gustos musicales desde entonces. ELO, King Crimson, Yes, The Alan Parsons Project eran, son y serán mis grupos de culto. Genesis fue una revelación paladeada en tantas tardes de mus en casa de Mike. No sé quién pronunció aquella frase de "COMO EL ROCK DE LOS 70, NADA DE NADA".
4.- MESTIZAJE
En una acampada allá por el 1989, me acuerdo que Cheni nos trajo una de sus cintas de Presuntos Implicados y me gustó. ¿Cómo podía haber ocurrido aquello? Un tío como yo, con convicciones musicales ligadas al rock. Sólo había corregido mis monolíticas creencias sin apostatar del rock progresivo: para todo hay cabida en esta vida (menos para la rumba). En un concierto en Barcelona para ver a Bruce Springsteen entre otros, descubrí a El Último de la Fila, tan flamenquillos ellos. También en Barcelona, mi hermano Lou se dejó caer con discos variopintos de Michael Jackson, UB40, Sade o Spandau Ballet. Un gran amigo, José Miguel, hizo que conociera a gente como Toto. En los 90, me he dejado contaminar gustoso por mi santa, que si hay algo que enriquezca el bagaje musical de uno mismo, es el continuo ir y venir de mezclas. Mecano, Javier Krahe, La Oreja de Van Gogh, Amaral. Los viajes dan para mucho escuchar... He de recordar romerías con members de MSB escuchando a muerte el Camino Soria, de Gabinete Caligari. Ahora ya compraba CDs, aunque mi cadena seguía admitiendo vinilos, casettes y este último soporte digital.
5.- LA ERA DEL MP3
Este siglo XXI en el que nos encontramos se perfila como un siglo de música deslocalizada: los recursos de ocio se están volviendo menos físicos y más etéreos. Sigo teniendo en mi salón un porrón de vinilos, pero están de exposición. Rara vez cojo uno y lo coloco en el plato para oír como cruje. Los puristas ahora se decantan por este medio. Pero mi verdadera audioteca está en mi disco duro: Anarion alberga 31.000 pistas de audio en mp3, casi 3.000 álbumes de más de 500 artistas y grupos musicales. Y están disponibles para hacer las delicias de mis delicados oídos mientras trabajo, atiendo el correo o navego por la güeb. Gracias a ella conozco a grupos que no había podido oír antes. Y he completado colecciones que nunca terminé. O simplemente he recuperado porque el uso había herido de muerte los sonidos de aquella cinta tantas veces reproducida. La era del mp3 me ha traido ese sueño que tenía mientras hacía dedos en MF, pasando rápidamente de portada en portada: toda MI MÚSICA a mi alcance.
Concho, qué dificil es no dejar a nadie fuera. Hale, pues el 25 queda abierto.
5 comentarios:
Sabía que habías recogido el guante. Un gran trabajo (texto, fotos y edición). Coincidimos en varios álbumes, como no podía ser de otra manera, y en la percepción (mejor dicho, certeza) de que como la música de los 70, nada. Lo mejor del rock sinfónico y de gente como el Boss proceden de esa gloriosa década.
Bueno, sólo falta esperar que el resto de los members haga su trabajo...
...espera...
QUE ME DESCOJONO.
Felicidades PacMan...quizá este año ganes
Ya lo echaba de menos. Buena selección que me temo será la última que veamos por aquí.
Demasiado para el lado oscuro.
Como te pillen los de la SGAE te van a dar 31.000 razones para que te vuelvas al vinilo. Menos mal que Ramoncín no entra dentro de tus gustos musicales.
Buen trabajo Pacman. Antes de leer el post sabía que eras tu el autor.
Supongo que la Mondragón o ELO son buques insignia ligados indiscutiblemente a mi pasado musical. No puedo apostatar de esos álbumes. Seguro que a ti, Pepe, o a otros members que no se han retratado os llevan unos pocos minutos hacer una lista con los álbumes que significan algo importante. Hasta estoy seguro de que Mike echaría una mano editando el post con las imágenes portadas. Nada más fácil.
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