viernes, 4 de septiembre de 2009

LA PDR

¿Quién es la PDR de esta temporada? La pregunta resuena en un pasillo a la hora del café. Los interlocutores se carcajean. La PDR, es decir, la Polla de Referencia. El tipo al que hay que hacerle un trabajo fino
-preferentemente de rodillas- para sobrevivir. El descojone en la tertulia no oculta una traumática realidad: sobre todo en época de crisis, el trabajo y el talento ya no son salvoconducto de nadie, y es más rentable hacer como Smithers con el señor Burns, doblar la cerviz y alfombrar el suelo por el que pisa el jefe. La PDR suele ser un tipo inconsistente, alérgico a las buenas ideas y permeable al peloteo. Uno de los compañeros apunta a la responsabilidad de la gente con equipaje intelectual que, sin embargo, no da un paso adelante, que se esconde, propiciando el ascenso de los mediopensionistas. Algunos le rebatimos: el perfil profesional y el perfil político son como el agua y el aceite. ¡Cuántos buenos profesionales han hundido su carrera cuando pisaron un despacho! Y, además, no conviene menospreciar la capacidad de los malos para socavar el ánimo de los buenos y obligarles a renunciar a sus iniciativas. Ocurre en la esfera pública (Pajín y Aído pueden más que Jordi Sevilla) y en la privada, con ejemplos que padecemos todos a diario. En fin. En el pasillo seguimos con la broma y nombramos oficialmente a otro compañero "la PDR del año". Es un empleado al que escuchan los de arriba (supongo que porque no le ven como una amenaza). Le han encargado la misión de mejorar la formación de los aprendices. Se lo ha tomado tan en serio que resulta conmovedor. Ese factor de cambio, aunque haya surgido de milagro, es uno de los pocos brotes verdes que se adivinan en medio de un erial de mediocridad, de ocurrencias y de molicie.

5 comentarios:

yiyi dijo...

Mu gueno lo del PDR. Pero no estoy de acuerdo con que los mediocres progresen, su camino es corto y tarde o temprano mueren por su propia incompetencia, normalmente mediante las mismas artimañas que aplicaron para ascender.
La profesionalidad, el oficio y el buen hacer siempre se percibe y se recompensa, aunque muchas veces no se agradezca públicamente por los de arriba, pero se guardan muy mucho de prescindir de los buenos

Titus Jones dijo...

En mi caso la PDR soy yo mimso....creo

gonso dijo...

En mi caso no hay PDR. Lo mío es un gineceo y todas las que mandan son tías, así que tendría que cambiar las siglas.

PacMan dijo...

Sí, ahora van siendo más los CDR que las PDR de siempre. Las mujeres van copando los puestos de mando y las que no son directivas, ejercen el mando con armas mucho más sutiles. Por mi parte, sigo prefiriendo las primeras: al menos, ¡que te den por culo a la manera tradicional!

Pepe dijo...

Al margen de los PDR los "de arriba" son lo peor de lo peor y no te cuento si son los hijos del dueño.
¡Menuda gentuza, paradigma del principio de Peter!. No sabéis la suerte que tenéis de no soportar impresentables de ese tipo.