De viaje por tierras castellanas, en Peñafiel, me fijé en un cartel con el nombre de las calles y me llamó la atención la manera elegante de acabar con la tontería de la memoria histórica.
Como veis aparece en grande el nombre actual de la calle, posiblemente el que siempre tuvo y por el que todo el mundo conocería la calle.
Al lado se hace una revisión de los nombres históricos de la calle en tiempos pasados. Todas las placas importantes del pueblo siguen el mismo esquema.
La calle se llamó Emilio Castelar (ultimo presi de la primera republica) hasta el 37, supongo que Valladolid pasó pronto al bando nacional y les molestaba cualquier referencia a la primera republica pasando a llamarse Onésimo Redondo, héroe nacional falangista cuyo mérito durante los primeros días del alzamiento fue fusilar 40 personas diarias, un machote.
Ya en el 2000 paso a denominarse como siempre debió ser, calle de Reoyo (que no se lo que significa, ni me importa).
Me parece una forma elegante de contentar a todos y demostrar que lo importante es la gente del pueblo y que los personajes históricos pasan, son hijos de su tiempo y mueren con él.
Aferrarse al pasado es un error y pedir cuentas a los muertos una solemne tontería (aunque algún juez ilustre se empeñe en meter a la cárcel a los muertos).
Es mejor conocer la historia y aprender de ella, esta placa es un repaso en vivo y en directo del terrible error de los españoles del siglo pasado.
Recordando se entiende la gente.
Un reportaje original del lado oscuro
Este mes llevo dos entradas para ayudar al objetivo marcado por el contubernio dominante y superar las entradas del año pasado.
3 comentarios:
Una gran idea, sí señor. La verdad es que el reportajillo es publicable en algún periódico.
¿Dominante? ¿Por fin lo reconocéis? No quiero polemizar...
Probablemente en el pueblo todo el mundo conoce la calle como "la de Reoyo" y nadie la llamó otra cosa aunque las autoridades le cambiaran el nombre 500 veces.
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