La cuenta atrás para volver a entrar en el túnel está a punto de concluir.
Entro en el túnel de septiembre y no se ve nada. Una vez que uno se acostumbra a la negrura absoluta empieza a distinguir tenues bombillas que alumbran los fines de semana, lo demás vuelve a ser negro, muy negro. Lejos queda el respiro que dan la breve claridad de las Navidades y más lejos aún esos momentos de esperanza en los que, allá por abril, se ve la salida iluminada del verano, cuando el camino se hace cuesta abajo y todos corremos hacia la luz.
Se me atragantan los anuncios de la tele que presentan la llamada "vuelta al cole" como un momento de alegría y reencuentro. La alegría es para los padres agotados de atender a su prole durante tanto tiempo y que llevan ya un mes deseando dejar a los chavales en la puerta del colegio o del autobús. Y no me extraña. A más de uno se le abrieron las carnes cuando corrió el rumor de que se podría posponer el comienzo del calendario escolar por la amenaza de la gripe A, aunque no creo que la medida fuera efectiva y sobre todo no hay huevos para ponerla en marcha.
Volver a empezar. Y tanto. No hay cosa peor que retomar la actividad empezando de nuevo con lo mismo, o parecido, a lo que has ido haciendo año tras año. Es el momento de plantearse nuevos retos para que tanto los alumnos como yo mismo no caigamos en el aburrimiento de repetir siempre las mismas actividades desgastadas. Es el momento de "hacer experiencia", si uno sólo hace una cosa bien, aunque la repita toda su vida, su experiencia quedará reducida a algo muy escaso, por eso prefiero arriesgar y buscar la novedad, si funciona llenará el saco de lo positivo, si no, buscaré la manera de mejorarlo o directamente lo olvidaré. Lo malo es que en estos momentos de oscuridad la imaginación se esconde y cuesta encontrar esos retos. Hay quizá que invocar a la vocación para seguir adelante pero prefiero no hacerlo para no entrar en conflictos internos.
El túnel sigue ahí con la boca abierta. Sé que al final está la luz aunque de momento no sea ni tan siquiera un punto lejano. Da miedo entrar.
Lamento este canto pesimista en el blog de la Scarlett iluminado por el optimismo abanderado por el Yiyi pero es que septiembre me supera. Sorry. Cualquiera diría que mi trabajo es una tortura y que tal y como están las cosas mejor no quejarse. Pues sí, seguro que no tengo razón y no debería abrir la boca pero hoy es 31 de agosto y mañana, snif, vuelvo al cole. Mi túnel oscuro particular.
El optimista piensa que vive en el mejor de los mundos. El pesimista teme que sea así.
Ya se me pasará.
4 comentarios:
Yo creo que tu articulito no es pesimista, veo interés y ánimos de renovación. Esto es optimismo y tú lo eres aunque lo quieras negar
La acera de la calle camino de mi curro sigue a rebosar de homeless -este verano es el primero que no han descendido a cero- que quizás emprendieron alguna gesta de las de "montemos una, que esto es un tostón". En efecto, no era el mejor momento. Llámame gallina, pero aguanta, hermano, que vienen crudas. Y perdón por el consejo sacado del horóscopo de la Bruja Lola.
A hacer trienios y retirarnos cuanto antes.
Es lo que hay.
Gonso, somos unos privilegiados lo mires por donde lo mires. El túnel para mi no existe, todo lo contrario, cielo azul y despejado. Se que esto puede cambiar en cualquier momento y por si acaso vivo y disfruto del día a día y de los pequeños detalles. Los palos vendrán, lo se, pero que me quiten lo "bailao". Busca lo postivo, que lo hay y mucho.
PD. Piensa simplemente en los putos atléticos que ya están metidos en la mierda de nuevo.
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