Así empieza el libro más famoso escrito en castellano y me viene como anillo al dedo para compartir con vosotros el mal rollo que tengo.
Hoy me ha llamado mi madre para comunicarme que finalemente y después de muchos intentos han vendido la casa de mis abuelos en Herencia. Más allá del hecho material de la venta de un inmueble (inevitable por otra parte), implica a nivel personal una ruptura con una de las etapas más felices de mi vida y que siempre recordaré. Herencia era el lugar de encuentro de los Fernández-Conde, una familia grande y una gran familia. Unidos por el deseo de estar juntos y compartir cariño y buen rollito. Todavía me cuesta entender, viéndolo con perspectiva, que funcionase, pero funcionó.
Todo ese mensaje recibido en esa casa durante tantos años ha calado en mí y lo tengo muy presente. Se lo intentaré transmitir a mis hijos como a mí me lo transmitieron mis abuelos (gracias por todo, os quiero mucho y no os olvido) y mis padres.
Sé que no volveré, no lo aguantaría. Quizá a vosotros os pase también con algún lugar y quizá me lleguéis a entender.
Gracias Herencia y hasta siempre
4 comentarios:
Las fotos, impagables. La reflexión, entre lo entrañable y lo descarnado de ir cumpliendo añitos. Aún recuerdo como si fuese ayer con qué vehemencia nos describíáis las nocheviejas de Herencia tu hermano y tú. Por cierto, Pepe, estás irreconocible.
Yo también tengo el recuerdo de mi tío de Malagón -cerca, muy cerca de Herencia- que nos llevaba a mi hermano y amí por los campos de la Mancha en el Land Rover cuando apenas teníamos 10 años. Tampoco volví nunca después de fallecer él y creo que no lo haré porque aquello se me antoja lejano y extraño. Pero tengo muy buenos recuerdos de su casa, de sus campos y de aquel tiempo pasado.
Mi lugar de la infancia es Las Navas del Marqués (Ávila), donde vivieron mis abuelos paternos muchos años y nos reuníamos los primos cada verano (y muchos fines de semana). Ahora, la mayoría de los Barroso sólo nos vemos en los entierros...
Titus, comprendo perfectamente la nostalgia y la melancolía que sientes. Quédate con los buenos recuerdos de Herencia y lo que aquello significó para tu familia y para ti personalmente.
Yo pasé junto a la familia Fernández-Conde algún rato en Herencia y a fe que esas comidas de treinta y tantas personas en convivencia fraternal (por lo menos aparente) son difíciles de olvidar. Lo lamento de veras, se lo que se siente. Yo he visto derribar la casa de mi abuela en Miraflores de la Sierra después de haber crecido en ella verano tras verano. Juré no volver, pero he vuelto para ver el paso del tiempo y verme jugar al fútbol en la calle y montar en bici.
Las camisetas de las patatas risi son todo un documento.
Titus, lo que ha pasado ha sido inevitable y lógico. Lo importante y con lo que yo me quedo es con todos esos recuerdos que nos han marcado a todos los que hemos tenido al suerte de vivirlos en nuestras carnes.
Recuerdo estas fotos como si nos las acabaran de hacer por que tengo grabado a fuego cada momento mágico que allí hemos vivido. Sólo me queda por tanto darle gracias a la vida por haberme dado un lugar donde sentirme plenamente feliz durante un montón de años y rodeado de UNA GRAN FAMILIA, grande, grande de verdad.
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