domingo, 19 de julio de 2009

EL SILENCIO DE LOS CABRONES

¿O eran corderos?
Yo que sé. Hace un par de veranos escribía algo así como que tenía miedo de haber perdido contacto con la nave nodriza y vagar solo por el ciberespacio sin un mal asidero en el que encontrar consuelo.

Mike acaba de constatar en sus propias carnes esa sensación de desamparo que se sufre cuando se pincha en el blog Scarlettiano y lo único que escucha uno es el eco de sus propias palabras.

La serie de la destrucción bloguera es una posición pesimista pero comprensible, yo mismo he recorrido las mismas dunas alejadas del improbable oasis, pero hay que volver al optimismo del Yiyi e intentar comprender las ausencias reiteradas de cada uno de los members.

Como no hay liga y no juega Raúl, Luis está sin equipo y Tolkien murió, el Titus se ha quedado sin argumentos. Pepe debe estar preparando uno de sus espléndidos posts pero hasta que no lo tenga pulido del todo no lo va a publicar, y así entre corrección y relectura se le echa encima septiembre. Pacman me tiene descolocado, quizá esté de vacaciones adoptando perros, pero es el que menos me preocupa pues sigue siendo pilar del contubernio. El Yiyi debe de estar aprovechando las siestas veraniegas para algo más que dormir y quizá necesite un descanso. Mi menda ha estado dos semanitas sin acceso al blog y se ha llevado la sorpresa de que, salvo los gritos al vacio de Mike, todo está como lo dejé. Y Jose... en verdad él tampoco ha fallado este mes y no se le puede reprochar vaguería estival cuando simplemente hace lo de todos los meses. Nada. (y no en el mar)

En cualquier caso espero que os encontréis todos bien y que en breve podamos reencontrarnos en este espacio común de camaradería y desahogo.


Y se acabaron las mierdas positivas. Aquí va a haber hostias virtuales y de las otras.


2 comentarios:

PacMan dijo...

Julio siempre será Julio. Como muy bien dices, resuena el eco en el blog, pero siempre nos quedarán los guarismos de Navidades, en los que rebosan los artículos hirvientes en busca del preciado y dorado galardón de nuestros pecados. Dejemos que la naturaleza devuelva a su lugar el péndulo de la prosa, que lo hará.
Por mi parte, os debo mis crónicas púnicas, en diferido. Que también llegarán.

PacMan dijo...

Ah, y se me olvidaban las portadas, que también os debo.