Este año 2009 me había propuesto un reto arriesgado y retrospectivo. Arriesgado porque suponía un cambio de costumbres. Retrospectivo porque significaba volver a la senda que dejé a medias allá por los años 70, cuando me negué a seguir con un proceso que me tenía "a unos hierros en los dientes-pegado" para conseguir una sonrisa profident que nunca llegó. En aquellos tiempos de EGB y Chiripitifláuticos perdí el tiempo, la paciencia y un incisivo inferior. Nunca consentí en dormir con un artilugio casero llamado "el gorro" cuya misión no llegué a comprender, pero muy probablemente era reducirme la cabeza a lo jíbaro y abducirme en las profundidades del sueño. Ahora, bien entrado en la cuarentena, me he decidido a ponerme brackets.
Dos de mis hijos los llevan. Alguno de mis compañeros del trabajo también. Casi una plaga. La mamá de un amigo de mi Antonio me enseñó sus hierros con una media mueca, entre orgullosa y dubitativa- y me contó que en la última celebración de cumpleaños de su oficina le sacaron un potito. ¡Qué cabrones! Por estética también nos ponemos tetas, nos reducimos los estómagos o nos alargamos el p... Cielos, es como caer en la moda de la última temporada. Pero, ¡qué narices!, estas últimas décadas hubiera dado lo que fuese por lucir sonrisa en aquellos eventos o en esas fotos con los amigos que luego se publicaron en cierto album. Estaba ante una oportunidad que consideraba definitivamente perdida y ahora era el momento de cobrar. Me puse en lo peor. ¿Qué puede suceder?
que se rompan como una nuez el atacar el turrón
que se oxiden y cambien de color
no volver a saborear las cosas crujientes en años
hablar de forma ridícula en medio de una importante reunión
que pierda un vuelo por no pasar por el arco del aeropuerto
que no consiga llegar al final del tratamiento
4 comentarios:
Leyéndote me ha entrado hambre. Voy a por el segundo desayuno, como los hobbits.
Ya sólo te queda el sonotone, el peluquín, el bastón, muleta o andador y el braguero.
Tranquilo Pacman, con hierros o sin hierros siempre serás uno de los siete sex simbols de la banda. Eso si, cuidado con los besos con lengua, no vaya a ser que dejes a tu santa sin palabras para toda la vida.
Joder, el día que hagas un 69 puedes hacerte con uno de los alambres un pincho.
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