miércoles, 30 de abril de 2008
DEL YIYI AL YAYO
Ahí le tienen, ¿qué les parece? Listo para los leones. Con una ataque de gota que ni el emperador Carlos en Yuste. Si hasta su santa se descolgó con estas declaraciones: "Me temo que este chico está amortizado". Fin de semana en la frontera entre Soria y La Rioja. Ruta de las icnitas, es decir, de las huellas de dinosaurios. Y el Yiyi con el pie izquierdo como una morcilla de Allosaurus. Hicimos varias excursiones en busca de las impresiones en el barro petrificado de estas bestezuelas del Cretácico, pero el pater se quedó en el coche esperando, quién sabe si resignado a la extinción. Si un meteorito acabó con esos bichos, puede que el ácido úrico haga lo propio con nuestro guía espiritual. Y qué sería de nosotros. Así que hagamos las pertinentes rogativas y metámosle caña para que se cuide, que aun debe regalarnos muchos sermones y días de gloria.
NUEVOS RETOS
Estaba a punto de abandonar el trastero cuando en el silencio lo pude escuchar con claridad. “¡Tch!, ¿te vas a volver a marchar sin hacernos ni puto caso?.”. Sin poder dar crédito me puse a buscar entre los bártulos apiñados en las estanterías de mecalux, de dónde procedía esa voz misteriosa. “Me parece que era por aquí” me dije mientras removía las mochilas colocadas en una de las baldas intermedias. “¡Aquí mamón, un poco a la derecha!”, volví a escuchar.
Abrí la mochila negra, la más grande y nueva de todas las que en el trastero se dedican a esperar a que alguien reclame sus servicios de pascuas a ramos. Allí estaban ellos mirándome fijamente, impecables, sin un rasguño, retadores con sus ruedas de goma impolutas, sus cordones limpios como una patena y sus etiquetitas puestas. “¡Es que no piensas sacarnos de aquí en la puta vida!. ¿No decías que después del maratón te ibas a poner al temita, eh?. ¿A que coño esperas, a que te crezca el pie para no poder calzarnos, ¡cacho perro!?.
¡Anda la leche, mis patines! Ni me acordaba de ellos. Virgencitos desde el día de mi cuarenta cumpleaños, esperando que una buena mañana me dé por emular a los maricones marcapaquete de las playas de California. Me temo que si quiero seguir bajando al trastero con libertad y sin que me piten los oídos no voy a tener más güevs que darles gustito. El pequeño problema que se me plantea es que no tengo ni zorra idea de patinar y que me temo que no debe ser nada sencillo. Al menos eso intuyo al chequear el lote de coderas, rodilleras y demás archiperres de protección con doble acolchamiento que forman parte indisoluble del kit del patinador novato.
Adelante pues con el nuevo reto. Trataré de confirmar que aquello de “va sobre ruedas”, no hace referencia en este caso a la camilla del SAMUR, o al carrito recogemierda del SELUR. Os seguiré informado de mis avances y averiguaciones… espero.
Abrí la mochila negra, la más grande y nueva de todas las que en el trastero se dedican a esperar a que alguien reclame sus servicios de pascuas a ramos. Allí estaban ellos mirándome fijamente, impecables, sin un rasguño, retadores con sus ruedas de goma impolutas, sus cordones limpios como una patena y sus etiquetitas puestas. “¡Es que no piensas sacarnos de aquí en la puta vida!. ¿No decías que después del maratón te ibas a poner al temita, eh?. ¿A que coño esperas, a que te crezca el pie para no poder calzarnos, ¡cacho perro!?.
¡Anda la leche, mis patines! Ni me acordaba de ellos. Virgencitos desde el día de mi cuarenta cumpleaños, esperando que una buena mañana me dé por emular a los maricones marcapaquete de las playas de California. Me temo que si quiero seguir bajando al trastero con libertad y sin que me piten los oídos no voy a tener más güevs que darles gustito. El pequeño problema que se me plantea es que no tengo ni zorra idea de patinar y que me temo que no debe ser nada sencillo. Al menos eso intuyo al chequear el lote de coderas, rodilleras y demás archiperres de protección con doble acolchamiento que forman parte indisoluble del kit del patinador novato.
Adelante pues con el nuevo reto. Trataré de confirmar que aquello de “va sobre ruedas”, no hace referencia en este caso a la camilla del SAMUR, o al carrito recogemierda del SELUR. Os seguiré informado de mis avances y averiguaciones… espero.
martes, 29 de abril de 2008
AN OCTOPUS IN A GARAGE
Situémonos.
Lugar: ya conocido. Winchester.
Tiempo: primavera británica. Si Vivaldi hubiera sido inglés no habría compuesto las cuatro estaciones, si acaso una sinfonía al frio y a la lluvia y con eso le valdría para todo el año. Uno comprende rápidamente por qué los abueletes británicos se jubilan en Málaga y Tenerife.
Puto clima.
Excepto por el asco de tiempo el viaje de este año pintaba bastante bien, ya que desde el jueves hasta el domingo no tenía que preocuparme por los chavales que se quedaban con las familias de intercambio. Así que tenía unos días libres con el único compromiso de una cena el viernes.
Mi amigo Dick, el ya jubilado embajador de su graciosa, me había avisado de que iba a celebrar una cena y que sería bueno que me llevara una chaqueta y una corbata.
¡Rayos! Eso ya me sonó a cierta formalidad y se me dispararon las alarmas. Ni chaqueta ni leches, mi mejor traje a la maleta...por si acaso.
Y menos mal que lo hice.
La información sobre el ágape me llegaba con cuentagotas. En el coche, desde el aeropuerto, mi embajador me preguntó muy diplomáticamente, of course, si tenía "strong positions" sobre Gibraltar ya que uno de los invitados, casi nada al aparato, era ex gobernador de la Roca.
Coñe.
Corbata, traje, embajador, ex gobernador... esto se estaba complicando.
La mañana del viernes me la pasé en London y me olvidé del compromiso pero ya en el tren de vuelta me empecé a preocupar, máxime cuando ya vestidito como un pincel me encaminé hacia el college donde se celebraba el evento y me enteré de que no era en uno de los comedores conocidos si no en la parte "noble".
Recoñe.
Abro la puerta ojival y subo por las escaleras alfombradas. Tíos con peluca miran al frente desde los cuadros que llenan las paredes recubiertas de maderas añejas. Hay una mesa con un libro de firmas para visitantes. No firmo para no dejar constancia de un posible fracaso. Un mayordomo con pajarita blanca, que habla bajito, me conduce hasta el salón donde espera el anfitrión y algunos invitados.
El salón. Lujo inglés del siglo XVIII. Me reciben el ex embajador y señora. Copa de champagne francés y empiezan las presentaciones. No retengo ni un sólo nombre pero todos son diplomáticos, profesores de Oxford o Cambridge, esposas de embajadores o madres de embajadores. Entre todos pueden sumar mil años pero tienen una pinta estupenda, sobre todo las señoras a las que sólo les sobran veinte años. A alguna treinta.
Los primeros minutos son de agobio, entre toda esa representación del establishment británico hay una nota discordante: un pelagatos. Mi menda.
Nunca me había sentido tan fuera de lugar y empecé a pensar en la castiza imagen del pulpo en el garaje. Totalmente perdido.
Pero en el momento más difícil salió el ave Fénix. Ese guerrillero que todos llevamos dentro y me dije: "Qué coño, ¡A triunfar!
Sólo recuerdo algún dato suelto. La señora bajita que primero me da conversación, es francesa pero no tiene acento. Me habla de Malraux, menos mal que me suena el nombre y sé que es poeta y francés pero no sé nada más de ese señor.
El marido de la francesa se ha jubilado de no se qué y ejerce de británico. Es decir de raro. Pertenece a una sociedad de amigos de la góndola veneciana y se ha comprado una para remar en el Támesis. La señora me lo cuenta muy en serio y se percata de que se me ha desencajado la mandíbula al escuchar semejante cosa.
Otra señora tiene al marido de embajador en Riad. Me dice que allí no puede hacer nada y que prefiere quedarse en Londres. La hija de otro vive en Bostwana. En la embajada, claro. Así una detrás de otra me cuentan sus cosas y me preguntan, por cortesía, sobre Madrid.
Poco a poco el pulpo va encontrando su sitio ayudado por el saber estar de toda esa gente que no paran de darme conversación y me salvan de los silencios incómodos.
Y sonó el gong. Dinner is ready.
Pasamos a un comedor espectacular alumbrado sólo con las velas de enormes candelabros de plata. En las paredes más gente con cara de cuadro. Todo antiguo pero no viejo. Elegante sin estridencias sólo desentona el chaleco verde botella del señor que estudió en Eton, pero como es millonario le toca un pie el color de su chaleco.
Busco mi sitio en la mesa. Ahí está mi nombre en una tarjeta con el escudo de armas del college. Estoy en la cabecera entre dos señoras. Se turnan en hablar conmigo y salgo airoso e incluso llego a estar brillante hablando de arquitectura. Definitivamnete no era el lugar para hablar del Liverpool y Fernando Torres.
La comida es pasable comparada con lo que allí se estila. Sigo conversando. Oigo muchos "excellent", "absolutely" and "superb". Un momento de crisis vino con la reacción de mis intestinos a las burbujas del champagne y estuve luchando unos minutos para no tirarme un pedo. Al final me lo tiré pero sin consecuencias.
Tin, tin, tin, tin.
Dick se levanta y con su cuchillo golpea la copa para llamar la atención de la veintena de comensales. Es el momento de los discursos y los agradecimientos. Un sudor frio me recorrió la espalda al pensar que a lo mejor tendría yo que decir algo pero hubo suerte. También creí que habría que brindar por la reina pero tampoco.
En fin, hay otros mundos, pero están en éste. No creo que me vuelva a ver en una parecida pero una vez superado el momento "octopus in a garage" y pasar al "from lost to the river" creo que "in the end" salí bien parado del envite y dejé el pabellón patrio en todo lo alto.
With a pair.
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autor: Gonso,
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viernes, 25 de abril de 2008
LIVERPOOL
Hacía tiempo que tenía curiosidad por esta ciudad, aunque si soy sincero no esperaba gran cosa. Este año es capital europea de la cultura. Como decimos los periodistas, la "percha" perfecta para hacer un reportaje. Pensé, además, que era una buena oportunidad para ver un partido en Anfield. Y con esa idea fui. Me imaginaba una ciudad portuaria y destartalada, amordazada por la niebla, pero Liverpool me sorprendió gratamente. No sólo por el fútbol y los inefables Beatles (me gustan, pero no enloquezco), sino por su arquitectura, museos, pubs, por el ambiente de sus docks y del centro monumental y comercial. Tiene un pase, y hasta dos.
Si queréis leer el reportaje completo, lo he volcado aquí.
Foto: Anfield celebra un gol de Torres en el partido Liverpool-Blackburn (3-1) del pasado 13 de abril. Autor: Gonzalo Cruz Jr.
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autor: Mike,
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martes, 22 de abril de 2008
¿PERIODISMO INDEPENDIENTE?
Supongo que no sois ajenos al fenómeno, pero me interesa mucho vuestra opinión al respecto (y para eso planteo una encuesta en el sitio habitual del blog que podéis contestar desde ya). La relación entre el poder político y el denominado "cuarto poder" ha sido siempre bastante íntimo, tanto para beneficiarse mutuamente como para lanzarse a la yugular, pero nunca como ahora, con el boom de las tertulias radiofónicas y televisivas, la prensa se había metido tanto en las trincheras de la opinión, hasta tal punto que la frontera entre la información y la intoxicación cada vez es más delgada y se venden dos, tres y hasta cuatro realidades distintas de un mismo acontecimiento. A esto hay que sumar el encarnizamiento de las discusiones (algunos programas de debate parecen una imitación de "salsa rosa"), con tipos de descarada bandería que se forran haciendo bolos donde imparten su doctrina. Pero quizás estoy yo mismo opinando aquí más de la cuenta...
ACTUALIZADO
Este es el resultado de la encuesta:
¿CREÉIS QUE LOS PERIODISTAS SON DEMASIADO MILITANTES?
Sí, parecen estar a sueldo de los políticos (8 votos, 100 %)
Sí, porque se deben a los intereses de sus empresas (0 votos, 0 %)
No, sólo es una pose para participar en tertulias (0 votos, 0 %)
No, son independientes (0 votos, 0 %)
ACTUALIZADO
Este es el resultado de la encuesta:
¿CREÉIS QUE LOS PERIODISTAS SON DEMASIADO MILITANTES?
Sí, parecen estar a sueldo de los políticos (8 votos, 100 %)
Sí, porque se deben a los intereses de sus empresas (0 votos, 0 %)
No, sólo es una pose para participar en tertulias (0 votos, 0 %)
No, son independientes (0 votos, 0 %)
lunes, 21 de abril de 2008
AL ALCANCE DE LA MANO
Si señores, parece que esta liga está también al alcance de la mano. Este año tampoco parece que Sant Jordi con su espada o Neptuno con su tridente puedan evitar que una blanca mano vuelva a posarse suavemente - esta temporada más suavemente que nunca - sobre lo que por historia le pertenece, y trinque lo que otros no han querido aceptar tras numerosas invitaciones.
Todavía quedan ocasiones para que esto no sea así finalmente, pero todos, unos y otros, sabemos que no hay nada que hacer. Nada podrá evitar, ni siquiera el natural gusto madridista por la indolencia, que esta liga cambie de muslos y que las puertas del paraíso vuelvan a abrirse mansamente para ser traspasadas una vez más por su amante más fiel.
La Cibeles entretanto comienza a arremangarse el manto para descubrir su divina cacha y dar cobijo a su nueva prenda. Será la número 31 si no hemos perdido la cuenta.
Todavía quedan ocasiones para que esto no sea así finalmente, pero todos, unos y otros, sabemos que no hay nada que hacer. Nada podrá evitar, ni siquiera el natural gusto madridista por la indolencia, que esta liga cambie de muslos y que las puertas del paraíso vuelvan a abrirse mansamente para ser traspasadas una vez más por su amante más fiel.
La Cibeles entretanto comienza a arremangarse el manto para descubrir su divina cacha y dar cobijo a su nueva prenda. Será la número 31 si no hemos perdido la cuenta.
martes, 15 de abril de 2008
REMEMBER HOFFMAN
Pues no se trata de Dustin. No sé si os habéis enterado, pero tenemos pendiente un trabajito y no es baladí. Han pasado ya más de 100 días de este año. Habíamos quedado en hacer una recopilación a lo grande de fotos y recuerdos. Habíamos quedado en hacer el Hoffman de nuestra vida. Ahora salimos todos con que si tenemos mucho curro, mucho viaje, que si patatín, que si patatán. Si no recuerdo mal, hasta alguno se había encargado de encontrar un servidor ftp (o algo asín) para ubicar nuestros recuerdos. Este mensaje está dirigido a esos members descarriados que sólo salen de las tinieblas a la luz para sellar su ficha de mes en mes. También para aquellos que se han empeñado en mantenerse lejos de la cola (con perdón) y se han citado en el 100. ¡Allez, Titus y Pepe! ¡Come on, Gonso! ¡Vamos, Yiyi y Mike! ¡Que sale Buba, Jose!
Al parecer, el espíritu de la gala de los Charly se va desvaneciendo como lágrimas en la lluvia. ¿Seremos capaces de desperdiciar la oportunidad de nuestra vida de hacer algo grande juntos? ¿Ya no os motiva aquello de "Anything you can do, I can do better"? Quizás, los frentes abiertos nos superan como si fueran el muro del km 34 ;-) ¿Quién me contesta?
Al parecer, el espíritu de la gala de los Charly se va desvaneciendo como lágrimas en la lluvia. ¿Seremos capaces de desperdiciar la oportunidad de nuestra vida de hacer algo grande juntos? ¿Ya no os motiva aquello de "Anything you can do, I can do better"? Quizás, los frentes abiertos nos superan como si fueran el muro del km 34 ;-) ¿Quién me contesta?
domingo, 13 de abril de 2008
¿OVO LACTO VEGETARIANOS?
Cuentan las crónicas del siglo XXI que cada vez hay más gente en este cómodo primer mundo que se hace vegetariana. O bien ovo lacto vegetarianos -que comen huevos y derivados lácteos pero no carne o pescado- o simplemente veganos, que ni prueban la tortilla o la cuajada. A mí, dame un entrecot o unas cocochas y no me preguntes si vienen del pasto o del frigorífico.
Pero con el debate del cambio climático en marcha -España en cabeza del pensamiento global- y el problema del agua puesto en discusión desde hace años, nos vamos a familiarizar con otra cuestión planetaria que llama a nuestras concienciadas puertas cada vez con más fuerza: si es sostenible nuestro sistema de producción industrial de carne actual. Y mucho más delicado: ¿es ético seguir manteniendo un nivel ingente y creciente de estabulación masificada y sacrificio para nuestros terneros o nuestras gallinas? Hay una respuesta a esta pregunta, aunque no sé si os va a gustar:
Después de ver el vídeo, poco nos queda para ver desaparecer las granjas-campos de concentración de pollos, o las piscifactorías, o los mataderos como los conocemos en la actualidad. Ya me va entrando hambre... de una buena ensalada aliñada.
Pero con el debate del cambio climático en marcha -España en cabeza del pensamiento global- y el problema del agua puesto en discusión desde hace años, nos vamos a familiarizar con otra cuestión planetaria que llama a nuestras concienciadas puertas cada vez con más fuerza: si es sostenible nuestro sistema de producción industrial de carne actual. Y mucho más delicado: ¿es ético seguir manteniendo un nivel ingente y creciente de estabulación masificada y sacrificio para nuestros terneros o nuestras gallinas? Hay una respuesta a esta pregunta, aunque no sé si os va a gustar:
Después de ver el vídeo, poco nos queda para ver desaparecer las granjas-campos de concentración de pollos, o las piscifactorías, o los mataderos como los conocemos en la actualidad. Ya me va entrando hambre... de una buena ensalada aliñada.
sábado, 12 de abril de 2008
PARIS MARATHON (2)
El despertador suena a las 6:20 de la mañana, la verdad es que lo he estado mirando durante toda la noche, y su sonido no me ha sorprendido de hecho me ha pillado mirando por la ventana. La vista es espectacular desde la planta donde estamos en el Hotel Concorde Lafayette, un edificio de 35 pisos desde el que se divisa lo mejor de Paris.
Todavía es de noche y ya se ve gente por la calle con el chándal y las mochilas a cuestas. El suelo esta mojado aunque no nieva, parece que las peores previsiones se van a cumplir: frío, viento y nieve. Si ya de por si la maratón es dura con un escenario climático semejante se torna casi heroico.
Los nueve locos que corremos defendiendo los colores de España en Francia desayunamos sin hambre, obligados a dar energía a nuestro cuerpo. El comedor esta tomado por los españoles y esta lleno a reventar. Hay gente para todo, los que bajan ya vestidos de corredores dorsal puesto incluido, los que ni se han peinado, los que se están preguntando que ropa me pongo para correr, los que comentan el tiempo que piensan hacer, minutos por kilómetro, paso por la ½ maratón, etc……. En fin, un desayuno lleno de nervios, tensión y porque no decirlo también de ilusión. Todos sabemos que vamos a sufrir pero soñamos con el sabor de la victoria que supone cruzar la línea de meta con el Arco del Triunfo al fondo.
A las 7:45 salimos por la puerta del hotel bien abrigados. Ya es de día y parece que el tiempo aguanta (de momento). Nos dirigimos andando a la salida que no esta a más de 500 m. La llegada a los Campos Elíseos es espectacular, solo se ven corredores, el asfalto y las aceras han desaparecido, 35.000 insensatos están allí esperando a que se habrá la puerta de toriles. Queda poco tiempo pero se hace eterno, últimas fotos con el Arco del Triunfo, últimos consejos, abrazos y conjuras, gritos……nos vemos en algo más de cuatro horas.
BANG!!!!! Comienza la carrera, bueno eso de comienza es un decir porque desde que suena el disparo hasta que pasamos por la pancarta de SORTIE transcurren catorce minutos. El gentío es enorme y solo se ven cabezas moviéndose a lo algo de toda la avenida hasta llegar al Louvre. ¡Espectacular!
Lo de correr el maratón juntos es algo imposible, a parte de la gente que hay, cada uno lleva su ritmo y es difícil coincidir con alguien que exactamente lleve el tuyo, aunque rápidamente se organizan tres grupos. El Pepe va en el primero, es un crack, una bestia, mi ídolo. Yo por supuesto voy con el pelotón de cola.
En estos primeros kilómetros es fundamental ir tranquilo y, sobre todo, no tropezarse con ninguno de los corredores que te rodean. Lo más peligroso son todas las cosas que hay tiradas por el suelo: sudaderas, camisetas, plásticos antitérmicos, botellas……. un auténtico vertedero.
Hace mucho frío, debemos estar 2 o 3 grados por debajo de cero, pero el cielo esta parcialmente cubierto y de momento no corre el aire, así que todo va bien.
Los avituallamientos son cada 5 kilómetros y son una auténtica fiesta gastronómica de frutas, pasas, bebidas de todo tipo, frutos secos, gominotas, lo que quieras. Es necesario ir comiendo y bebiendo continuamente y eso no es fácil. Ir masticando y corriendo al mismo tiempo exige una coordinación importante y Dios no me ha llamado por ese camino. Los 200 metros post-avituallamiento son tan peligrosos como la salida, los trozos de naranja, de plátano y las botellas de agua hacen que la calle sea una pista de patinaje.
La carrera transcurre entre un gentío tremendo que no para de animarte en ningún momento. Hay bandas de música cada 3 kilómetros que amenizan nuestra marcha. Los corredores les devolvemos su apoyo aplaudiéndoles y haciendo la ola a su paso. Hay muchos momentos que se te pone la piel de gallina al ver tantas personas aplaudiéndote y animándote. Lo más increíble es que te llamaban por tu nombre. Me quede alucinado la primera vez que uno me dijo “coraje” Antonio (con acento francés a tope), me dije ¿cómo es posible? Mi querido compañero de aventuras Miguel Angel me sacó del error: “¿no te has dado cuenta que llevas tu nombre en el dorsal? Pues no, no me había dado cuenta. Los ánimos eran personalizados.
El primer punto donde nos esperan nuestras chicas es el kilómetro 10 con una horita de carrera a nuestras espaldas. La verdad es que hace mucha ilusión verlas ahí cámara en mano y gritando como unas locas. La próxima vez que las veamos será en el 30 a los pies de torre Effiel, pero para eso todavía quedan ¡¡¡¡20 KILÓMETROS!!!!
En dos horas estábamos ya en la media maratón siguiendo el cauce del río Sena, a los pies de Notre Damme. Impresiona. Todavía la sangre me llega con fluidez al cerebro y disfruto del momento y del entorno. Paris es un lujo.
Allí nos despedimos de uno de los tres que componíamos el grupo. No puede aguantar el ritmo que llevamos y necesita aflojar un poco. Nos despedimos chocando las manos: “nos vemos en la meta” y seguimos corriendo entre gritos de ánimo.
En el maratón son importantes las piernas, pero más importante es la cabeza. La mía iba impecable y reluciente. Tengo un kilómetro en la cabeza, el 34, y tengo que aguantar corriendo hasta allí sin parar como sea. En otras maratones me he parado en el 30, pero en esta tengo que seguir 4 más. No parece mucho pero con 30.000 metros detrás es un mundo. Además la carrera de verdad empieza en el 30, donde esta el famoso “muro”. Según comentan los entendidos es en ese momento cuando el cuerpo empieza a tirar de todas las reservas y te pega un bajón de tomo y lomo sino vas bien preparado. En este caso en el 30 está mi Yoli y eso me anima a seguir, tengo que llegar, me tiene que ver pasar corriendo y con buena cara. Ya estoy en el 29, tiene que estar por aquí y efectivamente sobre uno de los puentes esta cámara en mano. Me salió del alma y la grite: “Yoli te quiero”.
Ya solo quedan 12, el final esta cerca pero es ahora cuando empieza la agonía y el sufrimiento. Los siguientes 4 kilómetros hasta el 34 fueron muy duros, pero tenía que llegar y llegue. En cuanto pasé la pancarta del 34 me pare en seco, la verdad es que podría haber seguido un poco, pero mi cabeza dijo basta, tenías planificado pararte aquí y aquí te paras. Y así fue, ese kilómetro que va desde el 34 y 35 lo hice andando, entre gritos de “coraje” Antonio. Yo muy educado respondía “merci”. Me despido de Miguel Ángel con quien había ido todo el camino, y este sigue corriendo. Le veo alejarse impotente.
En el avituallamiento del 35 me puse ciego y empecé de nuevo a correr. Me crujió todo, en este caso la cabeza se impuso a las piernas y conseguí mantener un ritmo decente. Me acordé de todo aquello que podía suponer un refuerzo moral, en mis hijos, en mi mujer, pero sobre todo en mi padre. A él iba dedicado esta carrera y no podía fallarle.
El final se acerca, ya estaba en el 40. ¡¡En el 40!! Me parecía mentira. Llevaba más de cuatro horas corriendo y estaba a punto de llegar, solo dos kilómetros. Seguía sufriendo como un perro pero el deseo de llegar es más fuerte que cualquier otra cosa. Hay momentos en que de la emoción están a punto de saltarte las lágrimas en plena carrera. Lo vas a conseguir.
Km 41, se acabo, a disfrutar la entrada en meta, última rotonda, gripo a la derecha, y allí esta majestuoso el Arco del Triunfo, no le podía venir mejor el nombre, y a sus pies la pancarta de META. Últimos 200 metros, diviso a mi Yoli a la izquierda y levanto los brazos en señal de victoria. Lo he conseguido. Es algo indescriptible, no le puedo creer.
Pero todavía, a pesar de la emoción, me acordé de mi padre y nada más cruzar la meta agarré el teléfono. Estaba sin aliento, pero tenía que decírselo. Me cogió él mismo el teléfono, solo acerté a decirle: “Padre, esto ha ido por ti. Gracias por todo lo que has hecho por mi”. Note que se quedaba en estado de shock, y después de balbucear unas palabras se puso a llorar y yo también. Y así acabe el maratón de Paris llorando con mi padre a través del teléfono debajo del Arco del Triunfo. Solo por eso ha merecido la pena. Gracias de nuevo padre.
Unas últimas reflexiones:
Que suerte tuvimos, por la tarde cayó una tormenta de nieve espectacular (que bonito Paris nevado).
Como dice el anuncio de Adidas “imposible is nothing”.
Ha merecido la pena. ¿Habrá sido el último? Por allí hablaban ya de Berlin...
Besos
Todavía es de noche y ya se ve gente por la calle con el chándal y las mochilas a cuestas. El suelo esta mojado aunque no nieva, parece que las peores previsiones se van a cumplir: frío, viento y nieve. Si ya de por si la maratón es dura con un escenario climático semejante se torna casi heroico.
Los nueve locos que corremos defendiendo los colores de España en Francia desayunamos sin hambre, obligados a dar energía a nuestro cuerpo. El comedor esta tomado por los españoles y esta lleno a reventar. Hay gente para todo, los que bajan ya vestidos de corredores dorsal puesto incluido, los que ni se han peinado, los que se están preguntando que ropa me pongo para correr, los que comentan el tiempo que piensan hacer, minutos por kilómetro, paso por la ½ maratón, etc……. En fin, un desayuno lleno de nervios, tensión y porque no decirlo también de ilusión. Todos sabemos que vamos a sufrir pero soñamos con el sabor de la victoria que supone cruzar la línea de meta con el Arco del Triunfo al fondo.
A las 7:45 salimos por la puerta del hotel bien abrigados. Ya es de día y parece que el tiempo aguanta (de momento). Nos dirigimos andando a la salida que no esta a más de 500 m. La llegada a los Campos Elíseos es espectacular, solo se ven corredores, el asfalto y las aceras han desaparecido, 35.000 insensatos están allí esperando a que se habrá la puerta de toriles. Queda poco tiempo pero se hace eterno, últimas fotos con el Arco del Triunfo, últimos consejos, abrazos y conjuras, gritos……nos vemos en algo más de cuatro horas.
BANG!!!!! Comienza la carrera, bueno eso de comienza es un decir porque desde que suena el disparo hasta que pasamos por la pancarta de SORTIE transcurren catorce minutos. El gentío es enorme y solo se ven cabezas moviéndose a lo algo de toda la avenida hasta llegar al Louvre. ¡Espectacular!
Lo de correr el maratón juntos es algo imposible, a parte de la gente que hay, cada uno lleva su ritmo y es difícil coincidir con alguien que exactamente lleve el tuyo, aunque rápidamente se organizan tres grupos. El Pepe va en el primero, es un crack, una bestia, mi ídolo. Yo por supuesto voy con el pelotón de cola.
En estos primeros kilómetros es fundamental ir tranquilo y, sobre todo, no tropezarse con ninguno de los corredores que te rodean. Lo más peligroso son todas las cosas que hay tiradas por el suelo: sudaderas, camisetas, plásticos antitérmicos, botellas……. un auténtico vertedero.
Hace mucho frío, debemos estar 2 o 3 grados por debajo de cero, pero el cielo esta parcialmente cubierto y de momento no corre el aire, así que todo va bien.
Los avituallamientos son cada 5 kilómetros y son una auténtica fiesta gastronómica de frutas, pasas, bebidas de todo tipo, frutos secos, gominotas, lo que quieras. Es necesario ir comiendo y bebiendo continuamente y eso no es fácil. Ir masticando y corriendo al mismo tiempo exige una coordinación importante y Dios no me ha llamado por ese camino. Los 200 metros post-avituallamiento son tan peligrosos como la salida, los trozos de naranja, de plátano y las botellas de agua hacen que la calle sea una pista de patinaje.
La carrera transcurre entre un gentío tremendo que no para de animarte en ningún momento. Hay bandas de música cada 3 kilómetros que amenizan nuestra marcha. Los corredores les devolvemos su apoyo aplaudiéndoles y haciendo la ola a su paso. Hay muchos momentos que se te pone la piel de gallina al ver tantas personas aplaudiéndote y animándote. Lo más increíble es que te llamaban por tu nombre. Me quede alucinado la primera vez que uno me dijo “coraje” Antonio (con acento francés a tope), me dije ¿cómo es posible? Mi querido compañero de aventuras Miguel Angel me sacó del error: “¿no te has dado cuenta que llevas tu nombre en el dorsal? Pues no, no me había dado cuenta. Los ánimos eran personalizados.
El primer punto donde nos esperan nuestras chicas es el kilómetro 10 con una horita de carrera a nuestras espaldas. La verdad es que hace mucha ilusión verlas ahí cámara en mano y gritando como unas locas. La próxima vez que las veamos será en el 30 a los pies de torre Effiel, pero para eso todavía quedan ¡¡¡¡20 KILÓMETROS!!!!
En dos horas estábamos ya en la media maratón siguiendo el cauce del río Sena, a los pies de Notre Damme. Impresiona. Todavía la sangre me llega con fluidez al cerebro y disfruto del momento y del entorno. Paris es un lujo.
Allí nos despedimos de uno de los tres que componíamos el grupo. No puede aguantar el ritmo que llevamos y necesita aflojar un poco. Nos despedimos chocando las manos: “nos vemos en la meta” y seguimos corriendo entre gritos de ánimo.
En el maratón son importantes las piernas, pero más importante es la cabeza. La mía iba impecable y reluciente. Tengo un kilómetro en la cabeza, el 34, y tengo que aguantar corriendo hasta allí sin parar como sea. En otras maratones me he parado en el 30, pero en esta tengo que seguir 4 más. No parece mucho pero con 30.000 metros detrás es un mundo. Además la carrera de verdad empieza en el 30, donde esta el famoso “muro”. Según comentan los entendidos es en ese momento cuando el cuerpo empieza a tirar de todas las reservas y te pega un bajón de tomo y lomo sino vas bien preparado. En este caso en el 30 está mi Yoli y eso me anima a seguir, tengo que llegar, me tiene que ver pasar corriendo y con buena cara. Ya estoy en el 29, tiene que estar por aquí y efectivamente sobre uno de los puentes esta cámara en mano. Me salió del alma y la grite: “Yoli te quiero”.
Ya solo quedan 12, el final esta cerca pero es ahora cuando empieza la agonía y el sufrimiento. Los siguientes 4 kilómetros hasta el 34 fueron muy duros, pero tenía que llegar y llegue. En cuanto pasé la pancarta del 34 me pare en seco, la verdad es que podría haber seguido un poco, pero mi cabeza dijo basta, tenías planificado pararte aquí y aquí te paras. Y así fue, ese kilómetro que va desde el 34 y 35 lo hice andando, entre gritos de “coraje” Antonio. Yo muy educado respondía “merci”. Me despido de Miguel Ángel con quien había ido todo el camino, y este sigue corriendo. Le veo alejarse impotente.
En el avituallamiento del 35 me puse ciego y empecé de nuevo a correr. Me crujió todo, en este caso la cabeza se impuso a las piernas y conseguí mantener un ritmo decente. Me acordé de todo aquello que podía suponer un refuerzo moral, en mis hijos, en mi mujer, pero sobre todo en mi padre. A él iba dedicado esta carrera y no podía fallarle.
El final se acerca, ya estaba en el 40. ¡¡En el 40!! Me parecía mentira. Llevaba más de cuatro horas corriendo y estaba a punto de llegar, solo dos kilómetros. Seguía sufriendo como un perro pero el deseo de llegar es más fuerte que cualquier otra cosa. Hay momentos en que de la emoción están a punto de saltarte las lágrimas en plena carrera. Lo vas a conseguir.
Km 41, se acabo, a disfrutar la entrada en meta, última rotonda, gripo a la derecha, y allí esta majestuoso el Arco del Triunfo, no le podía venir mejor el nombre, y a sus pies la pancarta de META. Últimos 200 metros, diviso a mi Yoli a la izquierda y levanto los brazos en señal de victoria. Lo he conseguido. Es algo indescriptible, no le puedo creer.
Pero todavía, a pesar de la emoción, me acordé de mi padre y nada más cruzar la meta agarré el teléfono. Estaba sin aliento, pero tenía que decírselo. Me cogió él mismo el teléfono, solo acerté a decirle: “Padre, esto ha ido por ti. Gracias por todo lo que has hecho por mi”. Note que se quedaba en estado de shock, y después de balbucear unas palabras se puso a llorar y yo también. Y así acabe el maratón de Paris llorando con mi padre a través del teléfono debajo del Arco del Triunfo. Solo por eso ha merecido la pena. Gracias de nuevo padre.
Unas últimas reflexiones:
Que suerte tuvimos, por la tarde cayó una tormenta de nieve espectacular (que bonito Paris nevado).
Como dice el anuncio de Adidas “imposible is nothing”.
Ha merecido la pena. ¿Habrá sido el último? Por allí hablaban ya de Berlin...
Besos
EL PUNTO G II
Seguro que todos recordáis con cierto dolor mi glorioso artículo sobre el punto G. Para mitigar vuestro dolor os ilustro con un video que demuestra que la ignorancia sobre estas materias está más extendida de lo que parece.
No lo toméis a mal solo es un divertimento
Con esto y un bizcocho cumplo la entrada de abril
VIVA EL LADO OSCURO
viernes, 11 de abril de 2008
PARIS MARATHON
El pasado domingo día 6, Titus no fue el único que corrió el maratón de París. Un servidor también fue uno de los 35.000 esforzados que iniciamos la prueba.
Realmente París es diferente a todo lo veas como lo veas, ya sea andando, en autobús, desde el bateaux mouche, o corriendo en calzas cortas que es lo que nos ocupa. El recorrido es suave y sobre todo espectacular como no podía ser de otra manera. Comienza con un descenso por los Campos Elíseos, gira en la plaza de la Concordia para tomar la Rue Rívoli dejando el Louvre a la derecha y se interna de forma rectilínea hacia la parte más oriental de la ciudad para regresar por un camino paralelo al de la ida por la rivera del Sena hasta más allá de la Torre Eiffel. Finaliza cerca de la salida, en otra de las calles radiales que salen del Arco del Triunfo muy cerquita de éste.
Realmente París es diferente a todo lo veas como lo veas, ya sea andando, en autobús, desde el bateaux mouche, o corriendo en calzas cortas que es lo que nos ocupa. El recorrido es suave y sobre todo espectacular como no podía ser de otra manera. Comienza con un descenso por los Campos Elíseos, gira en la plaza de la Concordia para tomar la Rue Rívoli dejando el Louvre a la derecha y se interna de forma rectilínea hacia la parte más oriental de la ciudad para regresar por un camino paralelo al de la ida por la rivera del Sena hasta más allá de la Torre Eiffel. Finaliza cerca de la salida, en otra de las calles radiales que salen del Arco del Triunfo muy cerquita de éste.
La animación en las calles es impresionante. Gente por todas partes que corean el nombre de pila de los corredores que la organización hábilmente imprime en el dorsal, bandas de música de todo tipo cada dos o tres kilómetros… realmente emocionante. Como en todo hay un pero, el problema de París es que hay tanto participante que no se puede correr a gusto en muchos tramos. Si tu propósito es sólo terminar, el entorno es perfecto, si en cambio tienes intención de hacer alguna marca específica, o sales muy adelante, o no hay nada que hacer. Yo iba a lo segundo y aunque no tenía grandes pretensiones en ningún momento me encontré cómodo pues no pude coger jamás el ritmo que me había propuesto, entre slaloms y acelerones en búsqueda de huecos entre la marea de corredores (y corredoras, alguna por cierto con unos culos de esos que te llevan a la meta en volandas). La lectura positiva es que este ritmo más pausado hizo que no hubiera atisbo del temible “muro”, la pájara en su máximo exponente que viene a visitarte allá por el kilómetro treinta – treinta y pico, cuando ya sólo quedan energías para hacerse una única pregunta: como coño vas a hacer para recorrer los kilómetros que te quedan. Terrible sensación vetada a la inmensa mayoría de los mortales.
Titus acabó bien, sus malos presagios no se cumplieron y llegó a la meta con cierta comodidad, satisfecho aunque con sus dosis previas de sufrimiento. ¡Bgavo Antonio! que diría los franchutes, ¡eres un campeón! que digo yo.
En cuanto a lo que a mi respecta, ésta ha sido mi carrera pedestre número 100. Mi noveno maratón, que por cosas de la diosa fortuna, concluí en la posición 11.111. Bonitas cifras para una más que bonita ciudad, si señor.
jueves, 10 de abril de 2008
ME TOCA
No tengo gran cosa que decir pero es que he abierto el blog y ha coincidido que dos members han publicado en el breve espacio de media hora y ya que las estadísticas mensuales van camino de Mordor me he dicho a mí mismo que era el momento de poner unas líneas.
Aquí estoy, con pocas o ningunas ideas, pero haciendo un ejercicio de publicación desde la nada.
En un mometo difícil de curro, con mil y una chuminadas que atender, a una semana de volverme a la pérfida, desde donde espero poder volver a escribir algún post que otro sobre mis amigos albiones.
La rabiosa actualidad no me invita a escribir nada, si acaso la lluvia. En lo que llevamos de año olímpico tengo contabilizados en el calendario de la cocina once días de lluvia.
Solo. La lluvia se convierte en un auténtco fenómeno, por lo escaso y raro, meteorológico que hace que cuando cae a lo bestia como en estos dos días pasados veas a todos los vecinos asomados a sus ventanas para ver llover. La vista se te va de las gotas que caen formando un manto a los charcos que se van formando a toda velocidad o a los desagües que no dan abasto y escupen esos chorros poderosos. Si un irlandés viera la escena quizá no la entendería pero me temo que dentro de poco incluso sacaremos fotos.
No me sale escribir ni del Getafe, ni del Atleti ni de nada. Creo que los frentes abiertos era el post que tenía en los dedos pero alguien se me adelantó.
En fin, creo que me tocaba.
Desde la nada algo ha salido.
Aquí estoy, con pocas o ningunas ideas, pero haciendo un ejercicio de publicación desde la nada.
En un mometo difícil de curro, con mil y una chuminadas que atender, a una semana de volverme a la pérfida, desde donde espero poder volver a escribir algún post que otro sobre mis amigos albiones.
La rabiosa actualidad no me invita a escribir nada, si acaso la lluvia. En lo que llevamos de año olímpico tengo contabilizados en el calendario de la cocina once días de lluvia.
Solo. La lluvia se convierte en un auténtco fenómeno, por lo escaso y raro, meteorológico que hace que cuando cae a lo bestia como en estos dos días pasados veas a todos los vecinos asomados a sus ventanas para ver llover. La vista se te va de las gotas que caen formando un manto a los charcos que se van formando a toda velocidad o a los desagües que no dan abasto y escupen esos chorros poderosos. Si un irlandés viera la escena quizá no la entendería pero me temo que dentro de poco incluso sacaremos fotos.
No me sale escribir ni del Getafe, ni del Atleti ni de nada. Creo que los frentes abiertos era el post que tenía en los dedos pero alguien se me adelantó.
En fin, creo que me tocaba.
Desde la nada algo ha salido.
MIEDO A BUBA
¡Hola, Hermanos!
El pasado domingo Yiyi me atemorizó con la amenaza de que estábais a punto de despertar a Buba de su sueño invernal para castigarme como me merezco. Eso me preocupa, pero más debería remorderme el tener más de 2 meses abandonado el Blog.
Como debo ser fiel a mi estilo, no me disculparé, ni prometeré publicar y comentar .....pero ¡No despertéis a Buba!!!
El pasado domingo Yiyi me atemorizó con la amenaza de que estábais a punto de despertar a Buba de su sueño invernal para castigarme como me merezco. Eso me preocupa, pero más debería remorderme el tener más de 2 meses abandonado el Blog.
Como debo ser fiel a mi estilo, no me disculparé, ni prometeré publicar y comentar .....pero ¡No despertéis a Buba!!!
LOS FRENTES ABIERTOS
Cierro los ojos y soy el niño que vive con su familia en el Parque de las Avenidas. Mis padres son jóvenes y -un detalle importante- están vivos los dos. Tengo cuatro abuelos. Comparto habitación, juegos y peleas con mi hermano el plasta. Mi hermana es una canija mofletuda, la niña mimada. Los Reyes Magos existen, y también el ratoncito Pérez. En la tele en blanco y negro Fofó y Miliki torturan al señor Chinarro con tartas voladoras y collejas en la calva. Los viernes, la melodía de "El hombre y la Tierra" me hace saltar como un resorte y correr hacia el salón. Juego con mis colegas a las canicas, a las chapas y al fútbol en el parque. Franco la diña y me dan una semana de vacaciones en el colegio. Colecciono cómics de El Guerrero del Antifaz y de los súper héroes de la Marvel. En mis sueños camino por un bosque élfico y, en mitad de un claro, veo una espada clavada en una piedra, pero no cedo a la tentación: mi vida es demasiado sencilla y feliz.
Abro los ojos y soy un cuarentón con dos hijas, un trabajo y algunas cicatrices. Mi existencia es una sucesión de frentes abiertos y de comeduras de tarro. Mi familia se ha visto diezmada por los años y por la enfermedad. Gente de mi entorno a la que quiero está apercibida. Me empiezan a faltar faros en el viaje. De repente me veo en primera línea de fuego: tengo la espada que veía en sueños en la mano, aunque no recuerdo en qué instante la arranqué de la piedra. ¿Alguien sabe cuándo nos volvemos adultos? No creo que sea de la noche a la mañana... O quizás sí, si tu primer hijo nace de madrugada. No sé si os pasa a vosotros, pero a veces me entran ganas de devolver la espada a su funda mineral y regresar a la patria de mi niñez, donde todos son jóvenes y están vivos, donde el único que se muere es un dictador decrépito, donde mis únicos frentes son las evaluaciones de la EGB, la portería contraria o el gua, porque las batallas serias las enfrentan mis mayores.
domingo, 6 de abril de 2008
JUDÁ BEN-HUR VIVE
A Charlton Heston no lo recordaremos al frente de la Asociación Nacional del Rifle, vociferando recados subiditos de tono a pacifistas y puritanos. Tampoco lo recordaremos recluido en su mansión, postrado en silla de ruedas o en cama por causa de la enfermedad degenerativa que padecía desde hacía años.
Con su constitución atlética, sus rasgos marcados y su timbre de voz, Heston encajó perfectamente en el tipo de estrella que Hollywood buscaba para sus grandes producciones de los años 50, en los que la industria buscó inspiración en la Biblia y en los libros de Historia. Heston será recordado como el Moisés de 'Los diez mandamientos' y el héroe de la reconquista española, Don Rodrigo Díaz de Vivar, en 'El Cid'. También participó en otras grandes producciones, como "55 días en Pekín", "Titanic", "Terremoto" y "El planeta de los simios", historia en la que volvió a participar cuando interpretó un pequeño papel en la nueva versión de Tim Burton.
Atrás queda una carrera cinematográfica legendaria, que sin duda le convirtió en uno de los grandes iconos masculinos de la industria, en los que interpretó más de 70 películas, con personajes como Moisés, Miguel Ángel, el cardenal Richelieu y El Cid. Logró el Oscar en 1959 por 'Ben Hur', y ese papel sí que será recordado. Al menos, nuestra generación no podrá olvidar esa peaso carrera final humillando a Messala en la arena del circo. Aunque acaba de morir el hombre, nos queda el mito.
Con su constitución atlética, sus rasgos marcados y su timbre de voz, Heston encajó perfectamente en el tipo de estrella que Hollywood buscaba para sus grandes producciones de los años 50, en los que la industria buscó inspiración en la Biblia y en los libros de Historia. Heston será recordado como el Moisés de 'Los diez mandamientos' y el héroe de la reconquista española, Don Rodrigo Díaz de Vivar, en 'El Cid'. También participó en otras grandes producciones, como "55 días en Pekín", "Titanic", "Terremoto" y "El planeta de los simios", historia en la que volvió a participar cuando interpretó un pequeño papel en la nueva versión de Tim Burton.
Atrás queda una carrera cinematográfica legendaria, que sin duda le convirtió en uno de los grandes iconos masculinos de la industria, en los que interpretó más de 70 películas, con personajes como Moisés, Miguel Ángel, el cardenal Richelieu y El Cid. Logró el Oscar en 1959 por 'Ben Hur', y ese papel sí que será recordado. Al menos, nuestra generación no podrá olvidar esa peaso carrera final humillando a Messala en la arena del circo. Aunque acaba de morir el hombre, nos queda el mito.
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