Ya se que la política en este blog es un tema tabú o que al menos pasamos por alto. No seré yo quien se meta en camisa de once varas a estas alturas pero ha pasado algo que me hace acudir a nuestro punto de encuentro y de paso sumar posts, todo sea dicho.
Ya han pasado dos días pero todavía no he sido capaz de entender cual es la ley matemática que subyace al recuento electoral. No se si hace cuatro años lo llegué a entender, quizás ni me lo planteé después del colapso del 11 M. Hace ocho o doce, ni me acuerdo. El caso es que este año me ha dado por revisar al derecho y al revés los resultados electorales y no consigo salir de mi estupor al intentar comprender que diabólico procedimiento empareja parlamentarios culos y asientos de cuero granate.
A modo de ejemplo dejo a continuación un par de cuestiones basadas en datos reales:
Si el PNV ha obtenido 303.246 votos y le han correspondido 6 escaños, ¿Cuántos escaños tendrá UPD habiendo conseguido 289 votos más?... Pues no, no son 6 ni 7, le corresponde sólo 1.
IU ha conseguido 963.040 votos, el 3,8 % del porcentaje total que le han significado 2 escaños. ¿Cuántos asientos habrá conseguido CiU, con un 3,05 % de los votos?.¿1,80 y pico?… Pues tampoco. La respuesta correcta es 11.
Pero no os creáis, que aquí hay para todos. Cada escaño del PSOE vale 65.000 votos, los del PP 66.000, los de CiU 70.000, los de ERC 99.000, los del BNG 104.000, los de CC 82.000, el escaño de Rosa Díez 303.000. Los más baratos, los del PNV con 55.000. Los más caros, los de Llamazares and friend (en singular) con 481.000.
¿Alguien entiende algo?. ¿No somos todos los españoles iguales ante la ley?. La ley electoral estará más que estudiada y se aplicará en muchos países pero, ¿alguien en su sano juicio puede pensar que es justa?. ¿Por qué no se aplica eso tan sencillo de 1 español = 1 voto?. Me temo que las matemáticas electorales necesitan una vuelta de tuerca, algo que les devuelva a la simple realidad de la regla de tres y a la división que se aprende en tercero de primaria. Quizás de esta manera algún día podamos entender porque se tuercen tanto las cosas en este país. Probablemente es que empiezan ya torcidas desde el principio.
Ya han pasado dos días pero todavía no he sido capaz de entender cual es la ley matemática que subyace al recuento electoral. No se si hace cuatro años lo llegué a entender, quizás ni me lo planteé después del colapso del 11 M. Hace ocho o doce, ni me acuerdo. El caso es que este año me ha dado por revisar al derecho y al revés los resultados electorales y no consigo salir de mi estupor al intentar comprender que diabólico procedimiento empareja parlamentarios culos y asientos de cuero granate.
A modo de ejemplo dejo a continuación un par de cuestiones basadas en datos reales:
Si el PNV ha obtenido 303.246 votos y le han correspondido 6 escaños, ¿Cuántos escaños tendrá UPD habiendo conseguido 289 votos más?... Pues no, no son 6 ni 7, le corresponde sólo 1.
IU ha conseguido 963.040 votos, el 3,8 % del porcentaje total que le han significado 2 escaños. ¿Cuántos asientos habrá conseguido CiU, con un 3,05 % de los votos?.¿1,80 y pico?… Pues tampoco. La respuesta correcta es 11.
Pero no os creáis, que aquí hay para todos. Cada escaño del PSOE vale 65.000 votos, los del PP 66.000, los de CiU 70.000, los de ERC 99.000, los del BNG 104.000, los de CC 82.000, el escaño de Rosa Díez 303.000. Los más baratos, los del PNV con 55.000. Los más caros, los de Llamazares and friend (en singular) con 481.000.
¿Alguien entiende algo?. ¿No somos todos los españoles iguales ante la ley?. La ley electoral estará más que estudiada y se aplicará en muchos países pero, ¿alguien en su sano juicio puede pensar que es justa?. ¿Por qué no se aplica eso tan sencillo de 1 español = 1 voto?. Me temo que las matemáticas electorales necesitan una vuelta de tuerca, algo que les devuelva a la simple realidad de la regla de tres y a la división que se aprende en tercero de primaria. Quizás de esta manera algún día podamos entender porque se tuercen tanto las cosas en este país. Probablemente es que empiezan ya torcidas desde el principio.
3 comentarios:
Buen ejercicio de cálculo elemental, Pepe. Lo verdadero es que 1 hombre=1 voto. Lo falso es que para cualesquiera político o partido dado del conjunto P mayúscula, x votos/político (o partido) sea siempre igual, ergo: NO TODOS LOS POLÍTICOS VALEN IGUAL. Como queríamos demostrar.
La ley d'Hondt favorece a las mayorías, por un lado, y establece un sistema de circunscripciones que provoca esas injusticias a las que te refieres. ¿Un hombre, un voto? Falso. Tu voto vale menos que el de un vasco, por poner un ejemplo. O, dándole la vuelta al argumento: al PNV le sale más barato pillar un escaño en Euskadi que al PP o al PSOE en Madrid. Es un sistema injusto, que habría que cambiar para terminar de poner a los nacionalismos en su sitio (por suerte se han despeñado esta vez), pero ninguno de los partidos mayoritarios quieren abrir ese melón, porque a ellos no les va mal el sistema.
El argumento es que no vale lo mismo un voto de uno de Teruel, que son 4 gatos, que uno de Madrid que somos un huevo.
Siempre ponen el ejemplo de Teruel pero luego, Oh sorpresa, se benefician otros que no son precisamente de allí.
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