martes, 11 de enero de 2011

NOS NINGUNEAN

No me cabe la menor duda de que Messi es el mejor jugador del planeta. Es más, creo que él y CR7 se repartirán los balones de oro de los próximos años, según sea el Barça o el Madrid el club triunfador del curso (por desgracia, la aburridísima supremacía de ambos en España tendrá su reflejo en Europa, con breves irrupciones de otros clubes). Pero no se trataba de elegir al mejor jugador del mundo, sino al mejor jugador de 2010. Y, a pesar de su gran temporada en el Barcelona, su fracaso en el Mundial, donde no marcó ni un solo gol y donde Argentina se marchó humillada, debía ser decisivo para que Messi no ganara esta edición del Balón de Oro y sí un jugador de la selección española, en especial Xavi, paradigma de un fútbol que ha asombrado los últimos años. En los países con tradición, como Italia, están estupefactos, y el propio Cristiano ha declarado "no logro entender a la FIFA".
Supongo que el premio al argentino es consecuencia de varios factores: el reparto de apoyos que han tenido Xavi e Iniesta, la guerra Adidas-Nike, el nuevo sistema de votación resultante del acuerdo entre France Football y la FIFA (con participación de países tercermundistas -con perdón- en lo referente a este deporte)... pero no puedo pasar por alto la influencia de la FIFA y, en especial, de su lamentable presidente, Joseph Blatter, a quien los jugadores españoles no deben resultarle glamurosos para hacer caja. El mismo tipo nefasto que le ha hurtado la posibilidad a España de organizar el Mundial de 2018 a cambio de un proyecto virtual (el ruso) y que le regaló a Qatar el campeonato de 2022 (ya ha manifestado que tendrá que jugarse en invierno a causa de las altísimas temperaturas en verano). No creo en las conspiraciones, pero sí en que pintamos poco en los despachos de esta gentuza, los Blatter y los Rogge (presidente del COI). La edad de oro del deporte español no tiene su reflejo en una influencia geopolítica: ahí está el descarrilamiento de las dos candidaturas de Madrid a los Juegos Olímpicos, más los casos citados.
Con todo, un Mundial vale infinitamente más que un premio que ha ninguneado a grandes jugadores como Raúl (escandaloso lo que pasó en 2001 con el triunfo de Michael Owen) y que cuenta, entre sus ganadores, con tipos como Cannavaro, Sammer y Papin. Si estuviera en el pellejo de los campeones del mundo, pasaría en un futuro de Blatter y de su hoguera de las vanidades.

1 comentario:

gonso dijo...

...Y se ríen de nosotros. Ya lo hicieron durante el mundial dándole el premio al mejor jugador del campeonato a Forlán cuando siempre se le había dado a un integrante del equipo campeón. No sé que les habremos hecho a estos tíos, quizá sólo es envidia y no tragan que les hayamos levantado una Eurocopa y un Mundial de una tacada.

Cabrones.