Supongo que el premio al argentino es consecuencia de varios factores: el reparto de apoyos que han tenido Xavi e Iniesta, la guerra Adidas-Nike, el nuevo sistema de votación resultante del acuerdo entre France Football y la FIFA (con participación de países tercermundistas -con perdón- en lo referente a este deporte)... pero no puedo pasar por alto la influencia de la FIFA y, en especial, de su lamentable presidente, Joseph Blatter, a quien los jugadores españoles no deben resultarle glamurosos para hacer caja. El mismo tipo nefasto que le ha hurtado la posibilidad a España de organizar el Mundial de 2018 a cambio de un proyecto virtual (el ruso) y que le regaló a Qatar el campeonato de 2022 (ya ha manifestado que tendrá que jugarse en invierno a causa de las altísimas temperaturas en verano). No creo en las conspiraciones, pero sí en que pintamos poco en los despachos de esta gentuza, los Blatter y los Rogge (presidente del COI). La edad de oro del deporte español no tiene su reflejo en una influencia geopolítica: ahí está el descarrilamiento de las dos candidaturas de Madrid a los Juegos Olímpicos, más los casos citados.
Con todo, un Mundial vale infinitamente más que un premio que ha ninguneado a grandes jugadores como Raúl (escandaloso lo que pasó en 2001 con el triunfo de Michael Owen) y que cuenta, entre sus ganadores, con tipos como Cannavaro, Sammer y Papin. Si estuviera en el pellejo de los campeones del mundo, pasaría en un futuro de Blatter y de su hoguera de las vanidades.
1 comentario:
...Y se ríen de nosotros. Ya lo hicieron durante el mundial dándole el premio al mejor jugador del campeonato a Forlán cuando siempre se le había dado a un integrante del equipo campeón. No sé que les habremos hecho a estos tíos, quizá sólo es envidia y no tragan que les hayamos levantado una Eurocopa y un Mundial de una tacada.
Cabrones.
Publicar un comentario