Durante estos días de mundial he ido escribiendo mi crónica futbolera en unos folios con la intención de publicarla. El caso es que cuando todo ha terminado, me he dado cuenta de que tenía 4 folios de una megacrónica, impublicable de una vez, que además ha perdido la frescura de la inmediatez y en algún caso guarda semejanzas con lo escrito hasta ahora en el blog, por ejemplo por Pacman. Así que deshojo la margarita y al final decido trocear el manuscrito para que sea más digerible y de paso engroso los números escurridos de posts publicados. Y después de unos arreglitos la dejo así:
El primer partido de España me pilla, como a casi todo el mundo, en el curro y sin posibilidad de verlo. Radio Macuto va lanzando mensajes que inquietan al más pintado, ya que pocos eran los que creían en un imposible tropiezo ante los relojeros. Pase largo, rebote, tropezón, despeje, otro rebote y gol de Suiza. Ya estamos. En otro tiempo un telón negro plomizo de pesimismo nos hubiera aplastado. Ahora tan sólo algún atisbo de duda que se disipa con las primeras reacciones. Tranquilos que no pasa nada.
El segundo encuentro me coge en el coche de vuelta de un acto académico ineludible. Honduras no tiene nombre futbolístico pero los suizos ya les han enseñado el camino a todos. Se trata de construir una línea Maginot de defensa, seguido de un cinturón de hierro y un campo minado. Intento mantener la velocidad legal mientras escucho por la radio cómo España empieza el asedio. "Verás cómo entre que aparco y subo a casa pasa algo". Yes. Primer gol de Villa. Y al rato otro. Bueno, ya llueve menos.
Por fin puedo ver el tercer partido desde el principio con himnos y todo. Se confirma que cuando alguien juega contra España, hay un guión de partido: atrás, todos atrás, muy ordenaditos y a esperar una contra fulgurante. De nuestro lado el antídoto se repite: Pim, pam, toma, toca, devuelve, pasa, abre, pim, pam, retrasa, toca a banda, vuelve a empezar.
Los chilenos no se descomponen pero no tardarán. Mientras aguanten físicamente parecerán inexpugnables, pero los nuestros saben que es cuestión de tiempo. Pim, pam, toca, toma, devuelve... y en una de esas, balón en largo, portero que sale pero que no despeja a la grada y Villa que la enchufa desde el Naranco de Bulnes. Se ha abierto el melón y los chilenos están perdidos. Lástima que kid Torres no esté, pero la mejor noticia para la roja es que si falla uno, siempre hay otro que te la lía. No somos como los Lakers sin Kobe, somos la Roja con muchos Gasoles. Bajitos, eso sí, pero con ellos estamos en octavos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario