El tamaño importa y vaya si importa. Por suerte o por desgracia la palabra “tamaño” ha sido mi compañera de viaje a lo largo de los años y ha condicionado en numerosas ocasiones el devenir de los acontecimientos.
Las monjas más viejas de la Clínica de la Milagrosa recuerdan dos orejas enormes que nacieron pegadas a una bestia de 5,5 Kg el 21 de mayo de 1966. La pobre madre que trajo a luz a semejante pieza casi no lo cuenta, de hecho no paraba de decir durante el alumbramiento que de esa no salía….y vive Dios que le faltó poco.
Esto era solo un presagio de lo que le esperaba, ya que aquel niño tenía una desproporción entre edad mental y edad de apariencia física enorme. Recuerdo frases antológicas que les han dicho a mis padres como: “que rico es, pero que pena que sea retrasado, ¿no?”. Sin comentarios.
Todo esto iba acompañado de una torpeza sobrenatural y de ilimitadas posibilidades. Caídas de todo tipo y en cualquier circunstancia. Todavía en algún vagón de la Línea 5 del Metropolitano se pueden ver una barra deformada por un cabezazo mío entrando a la carrera en un metro que se me escapaba…..el golpe fue tal que me dejo knockout durante unos instantes en el suelo. El descojone fue general.
La leyenda de Jacobo (cuanto más grande más bobo) alcanzó su máximo esplendor en mi etapa militar. Cuando el encargado del guardarropa me vio llegar debió pensar.”¿De donde saco yo ropa para este patán?”. Yo también pensé lo mismo cuando me dieron mi petate. Jamás me he sentido tan ridículo en mi vida. El uniforme del ejército del aire me quedaba más bien al estilo marinerito de primera comunión. Enseñaba todo el calcetín cual largo era, y podría haber enseñado cualquier tipo de tatuajes que hubiera llevado en mis brazos aunque este hubiera estado a la altura del hombro. Lamentable.
Pero eso no fue todo. El ser el más alto implicaba estar en primera fila de formación, en primera fila de desfile y me convertía en el receptor de los gritos de los diferentes mandos. Sus gritos me los pasaba por mis partes, ya que era la altura mía que les pillaba más cercana.
La altura también me llevó a jugar al baloncesto cuando a mi lo que me gustaba era el futbol. Mi definición de jugador era bastante sencilla: “paquete de manual”. Sin más.
Y en cuanto a las mujeres, que puedo decir, por resumirlo mucho conseguí engañar a la Yoli y gracias a Dios.
En numerosas ocasiones me he cruzado con personas de gran tamaño por la calle. Viéndolas venir a los lejos, he pensado en numerosos ocasiones: “vaya tamaño” que tiene ese y, cuando pasa a mi lado compruebo con horror que yo soy más alto que él. Dios, ahora entiendo mejor lo que puede sentir la gente cuando me ve. Solo un día me sentí enano, cuando me cruce con Roberto Dueñas en el Paseig de la Bona Nova en Barcelona. Me sacaba 20 centímetros. Impresionante.
Podría contar multitud de anécdotas en aviones, taxis, etc….pero no lo voy a hacer. Lo dejaré para otros post.
En cuanto a la ropa me la suelo comprar en USA cuando voy por allí. Mi último viaje a Chicago vino acompañado de la maleta más grande de Samsonite, repleta desde uderwear, zapatos, camisas, pantalones, etc…
Problema a parte son los trajes: es totalmente imposible comprarme uno y todos me los tengo que hacer a medida. Esto supone una ruina para mí ya que la media por cada uno de ellos ronda los 400 €. Una ruina.
Pero he descubierto una nueva dimensión, los trajes a medida a través de Internet. Jamás pensé nunca en esa opción pero el diseño de la Web y que los precios eran la mitad de precio habitual me animaron a probar. Total en caso de salir mal iba a perder solo 165 €. Merecía la pena así que me puse a la labor.
http://www.tailor4less.com/es
A través de la Web te van guiando sobre como tomar las medidas y poder crear tu perfil personal. Pero no solo para trajes, también camisas, abrigos, ropa para mujer. Multitud de tejidos y diferentes cortes. Un hallazgo y te lo mandan en solo 15 días. ¿Será cierto?
Hice mi pedido y a los 10 días recibí un mail donde me decían que mi traje había sido confeccionado y que procedían al envío. Te mandaban un código de seguimiento para que a través de la Web de DHL pudieras ver en la situación que estaba el envío.
Tengo claro que vivimos en un mudo global pero cuando vi la procedencia del envío me quedé impresionado: Hong Kon, Leipzig, Vitoria, Madrid. Así que mi traje es made in Hong Kon.
Y os preguntaréis que tal me queda, pues la verdad es que muy bien. Estoy francamente contento con el resultado, además el servicio post-venta funciona de forma espectacular, incluso me han mandado una encuesta de satisfacción. Una pasada, de verdad.
Por fin, el tamaño no ha sido un problema pero……con cierto riesgo, no me lo negareis.