sábado, 15 de diciembre de 2007

LA VIDA NO SIGUE IGUAL


Julio Iglesias decía justo lo contrario a esto allá por los años 60. Se trataba de una canción del siglo XX que desde luego no tiene hueco en éste.

Hace ya algunas semanas mientras veía las fotos de boda de mi hermana Mª Luz, me quedé aturdido con unas cuantas de la misma calaña que ésta. Mi primer pensamiento fue “joder, hay que tener huevos”, pero luego me ha dado por pensar lo bien que esta foto retrata lo que ha cambiado la vida desde aquellas instantáneas de las bodas de los 90 en que fuimos protagonistas, tan modositos y rigurosos con la tradición, salvo la puta no-corbata de Mike todo sea dicho.

En nuestra época de novios no existían los teléfonos móviles, había que llamar a casa de la churri que te gustaba y sortear las preguntas de identificación de la madre, el hermano, o el tonito de sorna de la hermana mientras le pasaba el teléfono. La mayoría pensábamos que tener un ordenador era una gilipollez y que todos los que hablaban por el móvil en la calle eran unos horteras. Nos hartábamos de revelar fotos en los chinos y nos pasábamos media vida pidiéndonos copias unos a otros. Los coches no tenían ni ABS, ni airbag, ni aire acondicionado en muchos casos y aún así nos parecían de puta madre. No teníamos GPS y tirábamos de Guía Campsa y callejero como posesos. El único programa de cotilleo era “Corazón, corazón” y cuando se nos rompía un vaquero o le caía lejía le cortábamos las perneras o nuestra madre lo tiraba a la basura sin compasión. Y sobre todo, cualquier graffiti de muelle o su puta madre nos parecía un acto vandálico.

Ahora, ligar está chupado y que te la acaben chupando más (eso dicen). Llegar virgen a los 20 es un acto heroico y el que no tiene un móvil polifónico es un pobre desgraciado. Si no navegas por Internet no sabes disfrutar de la vida y no te digo nada ya si no sigues Gran Hermano. Cualquier patán es capaz de hacer una fotos acojonantes con una sola mano y sin mirar, los coches te llevan solos a donde tu les pides y en un aparatejo del tamaño de un meñique puedes llevar los treinta albumes de fotos que tienes en tu estantería. Además, ir hecho un puñetero adefesio con unos pantalones roídos y un pelo de recién levantado es lo más guai del mundo. Y como no, los graffitis son obras de arte, arte urbano, y lo peor, un escenario magnífico para hacerse las fotos de recién casados.

Está claro que aunque me considero un tío de mi tiempo, he sido forjado en otro siglo. ¡Y a mucha honra oiga!, que el paso de los años y la vorágine de los nuevos tiempos no nos atrofie el sentido del buen gusto.

4 comentarios:

PacMan dijo...

Pregunté el lunes al mayor de mis hijos que si sabía quién era Lady Di y su respuesta fue que "le sonaba de algo". No te jode. A mí me parece que fue ayer y ya han pasado 10 años desde lo del Túnel del Alma. Lo de tu hermana es para que nos lo planteemos de verdad: ¡cómo ha pasado el tiempo, por Dios! Si recuerdo como si fuera ayer el 12-1 contra Malta y Mari Luz era aún un proyecto de niña.

Por lo demás, un post impecable, Pepe. Me parece cojonudo que los novios hayan sustituido los jardines del Templo de Debod por una muestra de arte del siglo XXI. No quiero ni pensar las extravagancias que tendremos que soportar en las bodas de nuestros hijos -si hay bodas-, y no nos relajemos que están al caer. En un abrir y cerrar de ojos.

Mike Muddy dijo...

Creo que nuestra generación es afortunada: no pasamos las penurias de nuestros mayores, nos educamos razonablemente bien (a pesar de lo que dice Zapatero), disfrutamos de la calle y de los juegos de niños que ahora están en vías de extinción, aprovechamos las nuevas tecnologías, salimos al campo, hicimos acampadas y diferenciamos un buitre de un gorrión... Lo único que hicimos poco es follar por ingenuos y gilipollas.

PacMan dijo...

Efectivamente, ingenuos y gilipollas, pero ahora nos hemos desquitado. :-D

Gonso dijo...

¿Quién se ha desquitado?