Que gusto recuperar las tildes y nuestra querida ñ, la verdad es que hace un poco de daño a la vista esos textos escritos con el teclado hereje. Pongo punto final a las crónicas marcianas con algún detallito sobre mis primos.
Un par de excursiones a Londres te desmontan el tópico de que los ingleses van a trabajar en tren. Un huevo. Cojen el coche como todo pichichi y se comen unos atascos del quince, entre otras cosas porque el tren vale el otro huevo.
Más.
Supongo que en los barrios más populares, chungos para entendernos, habrá graffitis como en todas partes, pero me he venido con la impresión de que a los adolescentes ingleses no les ha dado masivamente por adornar todos y cada uno de los rincones de las paredes de su país con esas expresiones artísticas tan incomprendidas por muchos. En Winchester no sería novedad ya que desde siempre ha habido quien ha querido perpetuarse en una pared.
Lo de los British con las piedras es para que se lo hagan mirar. Paseando por los alrededores de la catedral me encontré con la siguiente lápida.
Qué pensará el soldado desde el más allá, señalado para toda la eternidad por diñarla en circunstancias tan poco heroicas.
Y la última no tiene desperdicio.
En fin, con todo lo suyo no dejan de sorprenderme, por este año se acabó pero ya estoy preparándome para el siguiente. Yo como Mc Arthur: volveré.
Again at home.
Gonso