jueves, 18 de marzo de 2010

LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE PEPE

19 de marzo, San José o San Pepe, día del padre. Mi santo y mi día.

Muchos años lo he pensado pero nunca me había propuesto contárselo a nadie. Me identifico plenamente con San José, no me podría sentir mejor con ningún otro nombre.

Poco se sabe de este hombre que aparece en escena cuando la Virgen María está a punto de dar a luz. Previamente se supone que él ha encajado como un campeón eso de que tu chica está en cinta por obra de una paloma. Tu no la has puesto una mano encima, pero te lo crees, lo aceptas y hasta te casas con ella. Al contrario de tener una actitud hostil, a partir de ese momento tira del carro como nadie, se busca la vida y hace posible que su parienta de a luz en unas condiciones infrahumanas a un hijo que no es suyo. Como recompensa queda retratado para la posteridad a la altura de un buey y una mula que pasaban por allí. Asume su rol de padre amante y protector, y cuando Herodes decide quitar de en medio a todos los inocentes, él lejos de aprovechar la ocasión haciéndose el sueco, se lleva a la madre y al niño a Egipto, a TPC del ejército de matones.

A partir de aquí desaparece de escena y no se vuelve a saber de él. Jamás dijo nada digno de ser recogido en ningún texto. Se supone que se dedicaba a sus tablas o a currar en lo que se terciase, ya que tampoco creo que anduvieran escasos de crisis en aquellas épocas.



Me mola San José, su nombre, su espíritu de lucha y de aceptación, su trabajo en la sombra, su actitud ejemplar ante una paternidad bajo sospecha. Como decía antes, me identifico con él, somos tocayos y ambos Pepes, Padres Putativos honrados y agradecidos a una vida que tuvo a bien regalarnos ese maravilloso don. Además me considero un hombre de trastienda, un tío de equipo que prefiere cardar la lana a llevarse la fama y que entiende que el mejor bien posible es el bien común.

Mis padres no podrían haber elegido un nombre mejor, un nombre que ha ido creciendo a mi par y que cuarenta y dos años después se halla en plenitud. Ahora ya no está de moda, suena antiguo, señal de que ya soy un carroza. No importa, sirvan estas líneas para homenajear a un hombre a buen seguro excepcional, por el que me enorgullezco en llevar dos nombres, tal vez feos, pero plenos de significado para mí.

4 comentarios:

Mike Muddy dijo...

Gran post, Pepe, y muy bien traído. El esforzado San José trasciende y se identifica con otros santos contemporáneos.

gonso dijo...

Felicidades por partida triple: por Pepe, por padre y por el post.
Lo de ser padre mediante la semillita y tal y tal no te da derecho al carné. La categoría de padre se adquiere en el día a día, desde que los levantas y se ponen en marcha a regañadientes, hasta que los acuestas y se quedan plácidamente dormiditos... y dejan de dar por saco.
En cualquier caso enhorabuena don José.

yiyi dijo...

En my reciente viaje a Estambul visité una iglesia Bizantina donde aparecían unos mosaicos preciosos sobre la vida de la virgen María y San José. Esta visita fue la que más me gusto de Estambul, las mezquitas me decepcionaron, está vacías
Al tema en los, mosaicos aparecían datos desconocidos para mi. Aparte de tener que tragar con una paternidad sospechosa se describe que tenía un matrimonio anterior con hijos fruto de este matrimonio. Jesús tenía hermanastros
Pues bien, no solo pencó con su familia santa sino que tb se hacía cargo de su familia antigua y de hecho dejó a la virgen sola durante una temporada para poder hacerse cargo de sus otros hijos
Un monstruo este SAN JOSE

Titus Jones dijo...

La verdad es que San José siempre me ha llamado al atención. ¿Que vida más extraña? Seguro que la Fe ayudará a entenderlo pero menudo papelón el suyo. Un Santo sin duda.