viernes, 12 de marzo de 2010

GENERACIÓN FÉLIX


Marcelle es coqueta, y Odile es guapa y tiene el don de gentes de su padre. Cuando le cuento a la esposa de Félix que la entrevisté hace... ¡20 años!, me contesta: "Ah, bueno, entonces eres de la familia". Y entrados en materia Odile me reconoce que tiene "muchos hermanos". Es cierto. Félix era como de la familia. No recuerdo una vinculación igual, una fidelidad sin fisuras a un personaje famoso. Tal vez a Bruce Springsteen. La clave es que habitó en mi auténtica patria, mi infancia, donde cada día era pura revelación: igual descubría que las niñas no eran tan plastas como pensaba (eran peor), que Franco no era inmortal, que mi cabeza no estaba diseñada para las matemáticas... y que un águila real podía volar con un cabrito entre las garras. No había consolas, ordenadores ni móviles. En el parque jugábamos a las chapas y a las canicas. Un balón de fútbol era un lujo; una bici, un tesoro. Y los viernes, en casa, a la caída de la tarde, en nuestra televisión en blanco y negro sonaba una tonadilla que surtía el mismo efecto en nosotros que la melodía del flautista de Hamelín en las ratas y los niños del cuento. "El hombre y la Tierra" no era negociable. "Queridos amigos de la fauna ibérica...". Reconocería su voz hasta debajo del agua. Las cárcavas. El lirón careto. Gaspar el alimoche. Aurelio el cetrero. "Para que en las noches españolas no dejen nunca de escucharse los hermosos aullidos del lobo...". Así que los niños del baby boom nos convertimos en la primera generación ecologista de este país. En la generación Félix. Y nosotros nos echamos al monte provistos de prismáticos, guías de aves y pertrechos de acampada. En esas escapadas de observaciones y pateadas diurnas y calimochos y tertulias nocturnas, aderezadas con platos de alta cocina (espaguetis y fabes marca Litoral), hubo quien incluso vio un pollo de quebrantahuesos. Odile se ríe cuando le menciono que Félix es nuestra referencia moral, y que en el campo sólo abandonamos desechos biodegradables (y con reservas). ¿He dicho que Odile está buena? Me pregunto si sabremos inculcarles a nuestros lebreles el amor por la naturaleza. Ahora no hay Félix, ni sucesores ni sucedáneos. Hoy la referencia es Hanna Montana (tengo niñas) y las preferencias de ocio van más por Micropolix que por los paseos campestres. El lobo es el de Caperucita. Ahora que pienso... igual les preparo una emboscada y desempolvo los viejos vídeos de "El hombre y la Tierra". Tal vez esa voz enfática y esas imágenes tengan el mismo efecto hipnótico tantos años después. Tal vez...

2 comentarios:

gonso dijo...

La 2 repone la serie por las tardes. La voy a grabar y ya he retado al lebrel a unas sesiones de Félix. Si después de la inmersión no se convierte al Felixismo y abjura de la gilipollas de la Montana y del galimatías infinito de los Pokémon... es que se ha echado a perder. Tan joven.

gonso dijo...

Por cierto, buen post.