viernes, 29 de mayo de 2009
CHANTALE
He sobrevivido al típico viaje de fin de curso a Mallorca con chavales y chavalas de quince y dieciséis años rebosantes de hormonas. A decir verdad no me han dado mucha guerra y no tengo queja, pues al hacer balance nadie ha salido herido, la policia no ha intervenido, me he traido el mismo número de los que me llevé y lo que pase dentro de nueve meses ya veremos que nombre ponerle.
En la loteria de viajar con adolescentes ha entrado una nueva bolita en el bombo de las múltiples variantes que pueden incidir negativamente en la excursión, y es coincidir en el hotel con alguna de las numerosas despedidas de soltero que frecuentan las islas y las utilizan como campo de batalla de desparrame alcohólico y sexual.
Todos recordamos a Dolly pasando de coche a coche por la Castellana y nuestra llegada dubitativa al sex shop de la calle Atocha y sobre todo la humillante salida con el rabo entre las piernas al haber sido incapaces de, tan siquiera, ver un par de tetas. De aquél templo del sexo sólo recuerdo una carátula de una peli donde salía un negro con una picha larguísima y delgada, la imagen desoladora del tio que curraba con la fregona limpiando lo que otros habian dejado atrás en las cabinas del peep show y, sobre todo, la voz de megafonía que anunciaba a la siguiente bailarina de la barra e inspiración de pajilleros.
"Channnnnnntaaaallllle" decía la voz y uno se imaginaba el Walhala, pero nuestro natural apocado nos impidió conocer a la diosa, cosa de la que me arrepentiré toda mi vida, y ese nombre se ha convertido para mí en el epítome del deseo, culmen de la lujuria y canto a la lascivia.
Ha pasado mucho tiempo y el tema de las despedidas de soltero ha evolucionado hasta el punto en que son muy habituales los viajes a donde sea con los amigotes y amigotas a quemar la noche. Mi hermana Paula se casa en breve y se ha ido con las amigas a Londres como nosotros quedábamos en la Chule a tomar unos minis. Lo normal. A Londres.
El otro día, al subir al avión para Palma nos encontramos con un grupo de tíos que llevaban a un futuro novio en pijama y con los ojos vendados. El cachondeo que llevaban hizo que el azafato se pusiera nervioso y les amenazara con echarlos del avión. Me enteré, poniendo la oreja, de que pretendían rebozar al novio en barro y pasearlo por la ciudad. Con amigos así...
Ya en el hotel de Alcudia vi cómo llegaron en pelotón 36 tías, contadas una a una, que acompañaban a otra novia. Las vi salir por la noche, vestidas para matar, todas iguales y con ganas de marchote. La del casorio iba disfrazada de Madonna, versión conos en las tetas, pero no parecía ir del todo cómoda con el potaje organizado. Como caminábamos en la misma dirección me acerqué y le dije: "Cambia de amigas" a lo que me respondió que "no te digo yo que no" pero cuando fuí a responder se nos pusieron delante dos lobas y una tigresa dando gritos y haciendo fotos como poseídas por Bacantes.
Aún me topé con otra despedida de soltero; la más cutre y casi peligrosa. España profunda con todo el pelo de la dehesa. Alcohol, porros, tatuajes y perfil bajuno. El novio encantado de ir con un tanga con tirantes haciéndose fotos con todo el personal sin tener en cuenta la vergüenza porque probablemente la desconozca. Salieron de cacería a eso de la una de la madrugada sudando JB y destilando sangre por los colmillos.
El último en salir por la puerta del hotel, con el cubata en la mano, gafas de sol y paso oscilante rugió desde las tripas: "¿Ande están las putassss?"
Ojalá no se encontraran con Madonna, me cayó bien la chica.
Anyway siempre me quedará Chantaaaallllleeee. Mi icono desconocido.
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4 comentarios:
Pedazo de crónica. Yo mejor me quedo en casa porque uno no sabe com o reaccionaría ante una situación así. No estoy acostumbrados a que me entren un par de lobas.
En cualquier caso prefiero La Chule antes que las situaciones que narras. ¡Viva el muermo!
¿Paula se casa?
Pero... ¿qué años tiene?
Joder. Estamos acabados.
Crónica cojonuda, sí señor. Es cierto que a nosotros siempre se nos ha ido la fuerza por la boca. A lo mejor es tiempo de rectificar. ¡Se impone un Just For Men!
Si nos dejamos llevar por la memoria, siempre salimos perdiendo cuando éramos más jóvenes y más gilipollas. Sin embargo, me hubiese gustado regresar a aquellos años con nuestro cuerpo de entonces y nuestra experiencia de ahora. ¡Se iban a enterar esas criaturas de la noche!
Se casa sí, con 24 castañas y la vida encarrilada.
Más que acabados. Arrasados.
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