El otro día me fui a dar uno de mis paseos serranos y me subí al Pico Peñalara. Me fui tarde a propósito porque quería estar solo en medio de la nada y lo conseguí. Empecé a subir a las 19:00, mientras todo el mundo bajaba yo subía (quizá siempre he ido un poco contracorriente). Después de 45 minutos de subida a todo trapo llegue a dos hermanas. El espectáculo era increíble, la nieve era de color rojizo y el azul del cielo se confundía con la propia nieve en el horizonte. Impresionante.
Una vez llegue a Peñalara el sol estaba a punto de ponerse, y aproveche a contemplar la puesta en medio de la más absoluta soledad. Se me iba a hacer de noche pero que más daba, no podía perderme ese milagro de todos los días.
Sobrecogido por lo que había visto, comencé la bajada disfrutando de todo, como si fuera mi último paseo por la montaña (espero que no). Empecé a recordar cosas, personas, hechos, que han pasado por mi vida durante estos 43 y la verdad es que daba gracias al cielo por todas y cada una de las cosas que me han pasado. Mi vida es un lujo, soy un afortunado.
Llegue de noche a Cotos, no había ningún coche en el parking. Peñalara había sido para mi solito. Un lujo.
Besos desde Murcia
4 comentarios:
Felicidades, Titus. Me hace bien leer relatos optimistas, y el tuyo ralla lo utópico. Además de pasar revista a lo que está a tu alrededor -es cierto, es lo mejor del mundo-, tienes tiempo de llevar la contraria al resto del mundo y seguir tu propia senda hasta la cúspide. Sigue siendo como eres. Un abrazo.
Felicidades, brother. ¿Entrenabas para subir el Monte Perdido a finales de junio / primeros de julio?
Felicidades Titus, esto es lo que necesitamos, actitudes positivas. Estar cabreado cansa mucho
Muchas felicidades member, las cifras empiezan a dar vértigo.
Publicar un comentario