miércoles, 23 de febrero de 2011

UN AÑO EN UN SOLO DÍA

Hay años que parecen reducirse a uno solo de sus días.

Hace tres décadas éramos jóvenes y gilipollas. Recuerdo que algunos de nosotros estábamos juntos aquella tarde dando vueltas por el barrio (el de la Concepción, por supuesto, con sus iconos: el parque, el Canci, los baretos de la avenida Donostiarra donde jugábamos a los marcianitos...) y nos metimos en una tienda de ultramarinos (hoy la regentarían chinos) a comprar chucherías (o tal vez suministros para hacer calimocho, tengo lagunas al respecto). La dependienta tenía la radio puesta y estaba gritando "¡cabrones!". A pesar de nuestra juventud y nuestra gilipollez entendimos la gravedad de la situación. Con el país en peligro decidimos aplazar el botellón y las confidencias sobre chicas y enfilamos cada uno para nuestra casa. Cuando atravesé el puente del Calero escuché las sirenas de coches de policía que subían por la calle de Alcalá...

Tenía 16 años, estudiaba 3º de BUP, escribía poesías y un diario, y estaba encoñado desde el curso anterior de una tipa que me había dado calabazas, revés que no me persuadió lo suficiente para mi desgracia. El Atleti era líder de la Liga seguido del Barcelona y el Valencia; aquel campeonato acabó llevándoselo la Real Sociedad. En 1981 AC/DC publicó "For those about to rock", y The Police, "Ghost in the machine". En el cine se podía ver "Excalibur", "Un hombre lobo americano en Londres" y "En busca del arca perdida". En Wimbledon John McEnroe venció a Björn Borg en el mejor partido de tenis que recuerdo hasta que, en el mismo escenario, llegó la final Nadal-Federer de 2008. Aquel año nacieron Íker Casillas, David Villa, Fernando Alonso, Beyoncé... y Elijah Wood, el actor favorito de Titus (interpreta a Frodo en "El Señor de los Anillos"; por cierto, leí el libro por vez primera entonces, una edición cutre y con letra pequeña del Círculo de Lectores que aún conservo). En mayo palmó un grande, Bob Marley, y en julio se casó el orejas Charles con lady Di, la princesa del pueblo hasta el advenimiento de Belén Esteban.

En mi casa pasamos la noche en vela escuchando la radio (gran servicio el de aquella SER pre-Polanco y pre-Iñaki sin intoxicaciones) y viendo en TVE "La princesa y el pirata", de Bob Hope. La alocución del Rey me hizo juancarlista (no le tengo el mismo afecto a Felipe y Letizia, y cada vez que veo a las infantitas me siento republicano, sorry).

Al día siguiente, en el instituto, escuchamos el transistor de extranjis, y cuando por fin acabó todo lo celebramos con vítores. Tal vez después, en el parque, unos cuantos hicimos los honores a ese calimocho aplazado, aunque sigo teniendo lagunas. Por ejemplo, no me acuerdo si ya quería ser periodista o tenía bastante con lidiar con la profesora de Física, una tal Concha, que jamás me comprendió y a la que envío un saludo desde aquí. Ahora, a punto de pulsar sobre "publicar entrada", miro a los compañeros de la web del periódico: han preparado un especial sobre el 30 aniversario del 23-F y muchos de ellos ni siquiera habían nacido entonces.

Hay que joderse cómo pasa la vida. Y cómo hay años que quedan atrapados en una única fecha.

2 comentarios:

PacMan dijo...

Yo estuve allí, y créeme que ha sido la crónica de todos estos días que más emoción ha conseguido arrancarme. Yo estuve allí, escuchando esa emoción que sentía la dependienta al gritar insultos indiscriminados. Creo que era argentina, por el acento, y pasados los años he reflexionado con la escena resonando en mis tímpanos. ¿Escaparía de la persecución de Videla con su familia? ¿Estaría volviendo a encontrarse con los fantasmas golpistas que había dejado al otro lado del charco? Nada que ver con nuestras vidas juveniles, que aún no conocían esos miedos a la ausencia de libertad. Yo estuve allí, y vaya si me acuerdo.

gonso dijo...

Gran post. Me ha gustado mucho y he vuelto a mi cuarto de casa de mi madre desde donde escuchamos los timbrazos del vecino que llamaba asustado por lo que acababa de oir en la radio. A partir de ahí... yo qué sé, nervios en casa que en mi bisoñez no acomprendía del todo acrecentados porque además a mi padre le llegaron noticias de Valencia y los tanques del Inter de Milans del Bosch y dijo que no saliera nadie a la calle.