De los muchos kilómetros que pateamos me quedo con la ruta de sus pecados y de su arrepentimiento: la East Side Gallery, el tramo de Muro más largo (1.300 metros) y mejor conservado, decorado por artistas tras el día que cambió todo, el 9 de noviembre de 1989; el Checkpoint Charlie, puesto de control que era la única vía de paso para los no alemanes entre las dos partes de Berlín durante la Guerra Fría; la Topografía del Terror, notable exposición que recuerda la barbarie del régimen nazi...
El Reichtag, con su espectacular cúpula de cristal diseñada por Norman Foster, es probablemente el gran símbolo del orgullo reivindicativo de esta ciudad renacida de sus cenizas. Subimos de noche, tras sufrir una larga cola, pero mereció la pena. Los alemanes también pueden presumir de un expolio artístico que está al mismo nivel que el de franceses e ingleses; el Pergamon Museum atesora impresionantes piezas procedentes de Babilonia, Egipto, Grecia y Roma. Queda como siempre el consuelo de que si no hubieran robado esas obras, ahora probablemente no existirían.
A Yiyi, que no terminó de librarse de sus demonios privados, acantonados en Madrid, le preocupaba el repostaje. Lógico para alguien que piensa en la comida después de acabar el desayuno, y en la cena tras devorar el almuerzo. No tuvo problemas en apretarse como aperitivo una suculenta salchicha en un puesto callejero antes de enfilar a un restaurante y gestionar un codillo, todo regado con jarras de cerveza tamaño XXL. Y de postre, strudel de manzana. Es lo que tienen los paréntesis, que hay que llenarlos. Swanstaiger estaría de acuerdo.
3 comentarios:
Ha estado muy bien. Quizá te ha faltado alguna mención al manejo del idioma (Yes, they doesn't are) y a la palabra más germánica de todas: ¡Schweinsteiger!
De sexo, mejor no hablamos.
La siguiente San Petesburgo. Se aceptan más members.
Berlín está en mi lista. Me alegro de que la MSB se vaya de viaje y eche una meada en algún lugar del globo.
A ver si de esta el Yiyi se anima y se escribe una crónica viajera desde el punto de vista del devorador de salchichas, trasegador de cervecitas y masticador de kartofen, chukrut (o como se diga)
mmm, San Petesburgo... mola.
Belleza la justa, espectacularidad a cuenta gotas, historia reciente a raudales, tanta como penitencia por las atrocidades llevadas a cabo por los alemanes en el siglo XX.
Con todo, visita obligada para cualquiera. Los que no la conocéis estáis tardando.
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