Uno de mis sempiternos propósitos es el de retomar el ejercicio físico de manera continuada, para volver a ser la pantera de Chamberí y no el caracol atosigado tricantino, título que llevo con poca resignación y oprobio mal disimulado.
Este pasado mes de septiembre era de nuevo el momento adecuado para organizarme, conjurarme y ponerme objetivos ineludibles que incluían una suerte de triatlón, pues bicicleta, carrera y natación estaban entre las disciplinas elegidas para empezar a practicar. Poquito a poco, eso sí. El hecho de que el Gonsito no estuviera para llenar las tardes de deberes y dicusiones domésticas, favorecía que además de predisposición tuviera el tiempo necesario.
Pero los dioses olímpicos me han dado de nuevo la espalda y nunca mejor dicho.
Tensión, me dice la doctora de la seguridad social, es lo que tienes.
Desde finales de agosto vengo sufriendo unos dolores de espalda que me tienen baldado. Una serie de contracturas musculares que duelen como la madre que las parió y que me está costando Dios y ayuda aliviar.
Puede que sea cuestión de estrés y que otra doctora que me hizo el reconocimiento anual del cole, tuviera razón al enfadarse conmigo cuando le dije que no me sentía estresado por el trabajo. Me insistió en que tenía que estar necesariamente estresado y tuve que decirle que bueno, vale, pues ponga ahí que lo estoy.
El caso es que a principio de septiembre derivó el asunto en una lumbalgia y mis proyectos deportivos empezaban a irse al carajo. Baja médica, consultas varias, pinchazos, medicamentos, radiografías, ecografías con diagnóstico por telemedicina, fisioterapia, acupuntura...y después de tres meses: me sigue doliendo.
Los intentos de hacer algo de ejercicio en la piscina, ya que dicen que es lo mejor para la espalda, significaban una tortura de dolor así que tuve que aparcar el gorrito de nadar, las chanclas y el speedo marcapacket para mejor ocasión. De la bici ni hablamos.
Sólo desde hace unos pocos días y después de un masaje reparador he empezado a sentir un poco menos de quemazón doloroso en la espalda, así que puedo decir que empiezo a ver la luz. Pero lo digo bajito para que mi espalda traidora no se revuelva y volvamos a las andadas. Ya casi me estoy acostumbrando a no hacer determinados movimientos perjudiciales, como coger cosas por encima de los hombros, sentarme correctamente, agacharme con las piernas y no con el tronco y sobre todo no coger peso. El único peso que no puedo evitar levantar es al ir a mear. Qué se le va a hacer.
A ver si dentro de poco puedo ya vestirme de corto y empezar el enésimo proyecto Total Manchine 2011 para evitar verme en breve como el de la foto que os pongo.
Un saludo al lado cada vez más oscuro.
4 comentarios:
Qué me vas a contar...
...pero aún estamos a tiempo de frenar la decadencia. Cuando te recuperes hay que formar un grupo de diversión y hacer deporte (bici, marchas por el monte, lo que sea).
We are getting older. That is the problem.
Si te sirve de consuelo yo estoy igual y he decidido cogerme un entrenador personal apra ponerme en forma. Llevo parado más un mes sin poder hacer caso nada y me está entrando la depresión.
Es la PV que no perdona. En fin, elige una buena cachaba y deja que tus músculos se atrofien del todo. Es inutil resistirse.
Titus, entre el inglés y tu mal castellano ya casi ni te entiendo. Paz y amor desde lo más profundo de lo oscuro.
¡Joder Gonso, el más joven del grupo y mira tú!. Una auténtica putada tratándose de la espalda que está implicada en cualquier movimiento, hasta en lavarse los dientes.
Ánimo, no desesperes y en cuanto estés mejor, ¡caña!. La mejor medicina siempre será hacer algo de deporte por poco que sea.
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