EL APOCALIPSIS

La gran novela de Vicente Blasco Ibáñez (por extensa) y la gran película de 1962 dirigida por Vincente Minnelli que protagonizaban Glenn Ford y Charles Boyer (también sólo por el metraje) tienen como escena determinante la aparición en una noche de tormenta de cuatro horribles jinetes bíblicos por boca de un vidente Madariaga: la peste, la guerra, el hambre y la muerte.

Vienen hoy a mi mente los ecos de aquella atronadora escena cuando integro en su conjunto los males que van cayendo, uno a uno, sobre nosotros, pobres mortales que vivimos en la península ibérica en estos días inciertos: primero vino la CRISIS, que nos visita de manera periódica y que este pasado año ha regresado para quedarse una buena temporada; más tarde llegó el FRÍO, que este mes está siendo de aúpa, acompañado de su inseparable la NIEVE, dos características invernales que han hecho rebuscar a los meteorólogos en las estadísticas para finalmente claudicar ante unas cifras nunca vistas. Desde los años 70 no veían mis ojos caer copos como los que estoy viendo caer este mes de Enero en el Foro. Y por si fuera poco, este fin de semana ha hecho acto de presencia el VIENTO. Más que viento, vendaval.

No me estraña que los lugareños que han nacido en localidades barridas por el viento estén como cencerros. Con los aires susurrantes colándose por los resquicios de nuestras casas, uno tiene la sensación de que los fantasmas a los que no tememos habitualmente se emberrenchinan y recurren a todo su poder para llamar nuestra atención y helarnos la sangre hasta el último leucocito. Una noche de viento es más terrorífica que un menage a trois con Freddy Krueger y Rappel todos juntos. El Viernes y el Sábado los pasé arrebujado bajo las sábanas imaginando que volaban los cubos de basura de orgánico, plástico, papel y vidrio de la calle, y peor aún, nos quedábamos sin TDT por una temporada. En España el saldo ha sido de 12 muertos y numerosas salidas de los bomberos atendiendo lo que dificilmente pueden atender otros cuerpos en estos casos. Lo llamaron "ciclogénesis explosiva" y se quedaron tan anchos los meteorólogos de TVE; incluso llegaron a apuntar, en un afán más osado que Obama en la cueva de Bin Laden, que la Armada Invencible sucumbió hace 5 siglos a una ciclogénesis explosiva. Tócate los huevos.



Lo cierto es que nunca llueve a gusto de todos. Si hace pocos años nos hacíamos las víctimas de una regresión invernal debida al calentamiento, ahora se trata de buscar explicaciones globales a tanto frío y tanta nieve como la que nos cae encima, y a pedir explicaciones a unos y otros responsables de no echar sal a tiempo sobre nuestras aceras, de falta de previsión en los atascos provocados por las inclemencias imprevisibles o de hacer público un nuevo código de colores, incluyendo todos los del arco iris, que nos indique si estamos en alerta salmón por estupidez o verde pistacho por falta de riego. Alerta, no sé si estaremos en alerta, pero lo que sí sé es que estamos de los nervios: ¡el apocalipsis ya está aquí!

P.D.: Ya estaba tardando.