¿GENERACIÓN JASP?

Hace un par de años un becario me dijo que los veteranos del periodismo no tenemos nada que hacer frente a las nuevas generaciones, que saben más inglés, que manejan mejor las nuevas tecnologías y son más ágiles escribiendo. Me quedé unos segundos escrutando su rostro, pensando "este tío me está vacilando", pero como comprendí finalmente que hablaba en serio, le respondí: "Aquí escribimos en castellano, mi agenda tiene mil nombres más que la tuya, te llevo quinientos reportajes de ventaja... y tu agilidad, en el último texto que has entregado, se concreta en media docena de erratas imperdonables. Pero sigue así, que algún día me prejubilarán".

Antes del verano, a la salida del curro, me fui a tomar unas cervezas con unos compañeros de la web del periódico, veinteañeros a los que sus jefes les han metido dos ideas en la cabeza:

1. Vosotros sois la hostia.

2. Ellos son viejos, vagos y malos.

Lo peor de todo es que han comprado la mercancía. Estábamos charlando de la "integración" entre la web y el papel (traducción: sustitución de los maduros y caros profesionales por novatos y baratos redactores) cuando una chica neumática me soltó un discurso que me sonó familiar: "No sabéis manejar el lenguaje de internet". Como soy un caballero, le miré a los ojos y no a otra parte donde a ella le hubiera gustado que mirase, y le dije, sin acritud: "Cuando tú estabas haciendo la selectividad yo ya tenía un blog. Y si controláis tanto el lenguaje de la web... ¿por qué nuestra página está a años luz en visitas de las páginas de los competidores?".

Los "viejos" les desprecian porque ven en ellos una amenaza. Lo comprendo, pero no debería ser así. Los chavales no tienen la culpa de lo que pasa. Son compañeros mileuristas con un futuro poco prometedor, aunque algunos hayan hecho un máster en Nueva York y sean muy rápidos haciendo el copia-pega, que es la quintaesencia del nuevo periodismo. Las fuentes son Google y la Wiki, en fin. No han hecho calle, no tienen contactos ni experiencia. Su principal virtud es que son baratos. Los hay que apuntan maneras, incluso brillantez, pero dudo que cuenten con el caldo de cultivo necesario para crecer profesionalmente. La clase media se extingue en mi profesión, y los "nuevos valores" distan mucho de ser los "jasp" (jóvenes aunque sobradamente preparados) de aquel viejo anuncio, por mucho que les vendan lo contrario.