¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? Creo que la mejor conclusión a la que se puede llegar es la siguiente: es injusto comparar experiencias, porque cada una tiene algo valioso para añadir al equipaje vital. Los Picus siguen ahí, como entonces: bellos, míticos... un grito de piedra. Lo que ha cambiado es el factor humano. Las hordas llegan donde antes sólo llegaban cuatro románticos. ¿Acampar en el Cares? Ni de coña. Date con un canto en los dientes si consigues aparcar a un kilómetro de Puente Poncebos. Para escapar de domingueros en chanclas o en zapatos de vestir (cómo se profanan esos caminos) hay que discurrir, tirando monte arriba, a Bulnes, a Sotres o a Tresviso, poco publicitados o demasiado lejos para las hordas, que son vagas por definición. Los Lagos, ni intentarlo. Mejor al Parque Natural de Saja-Besaya, con sus solitarias praderas donde pastan las vaques. Repetimos Fuente Dé y nos apretamos varias sidras y raciones de quesu de cabrales.
Y, como por definición también, los lebreles tocan los cojones, hubo que ir un día a la playa, concretamente a las dunas de Liencres, donde Yiyi y un servidor nos dedicamos a la caza de tetáceos como el que se ve en la foto de abajo.
Hubo, por supuesto, tiempo para las visitas culturales: Cueva de Altamira (mejor dicho, neocueva, porque la original está cerrada a cal y canto), Cueva del Soplao (no os la perdáis cuando volváis por allí, es sencillamente espectacular), Santillana del Mar (en el claustro de la colegiata Yiyi encontró a su santo), Santander...
Asomados al vertiginoso camino que sube a Tresviso desde el desfiladero de La Hermida, Yiyi y yo nos conjuramos para hacerlo algún día, solos o en compañía de otros, antes de que los años y la molicie hagan presa en nosotros. Quién sabe si algún miembro más tirará con nosotros picus arriba por esas zetas hacia las brañas y las brumas. Una experiencia más para nuestro equipaje.
2 comentarios:
Buena la crónica y seguro que bueno el trabajo de investigación sobre los tetáceos, pero esto no son tetas, vive el cielo. O me falla el instinto, o teníais el punto de mira tirando a lo bajo.
Y yo en la pu playa de Gan- no termino las palabras para que no se ofenda algún nativo-
El consuelo es que la fauna costera es muy variada. Hay muchos ejemplares autóctonos y bastantes migratorios a los que se suma algún ocasional que lo mismo inverna y se queda a criar.
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