martes, 11 de septiembre de 2007

ME DEFIENDO, ME DEFIENDO

He estado unos días en Pirineos. En toda la cordillera de Pirineos viven aún 400 ejemplares de quebrantahuesos, el ave emblemática de esta cadena montañosa, mientras que ya no se encuentra en la vertiente española ni a la cabra pirenaica o bucardo, ni al oso pardo (éste último ha sido reintroducido por las autoridades francesas a partir de ejemplares eslovenos). En realidad, las parejas de nuestro querido buitre comehuesos se pueden sentir afortunadas: aún son capaces de sacar adelante nidadas, gracias al esfuerzo de muchas personas e instituciones, tales como la FCQ -Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos-, cuyo estupendo Eco-Museo pude visitar en Aínsa. Desde que estuve por primera vez en Ordesa con mis amigos en los 80's, ver un quebrantahuesos fue sinónimo de buena suerte, y en esta ocasión que iba con mi chica y mis hijos, he vuelto a divisar su vuelo, pero esta vez desde arriba, desde los observatorios de la pared sur del cañón que forma el río Arazas. Lo que digo, ¡buena suerte!

En Pirineos se está lejos de la ciudad y cerca de la naturaleza. Si hay un lugar de nuestra geografía próxima donde lo más salvaje de la geología terrestre nos deje empequeñecidos y absortos es en este lugar entre Francia y España. Claude Dendaletche, en su célebre Guía de los Pirineos editada en español en 1982, acertaba al reflexionar: "La montaña regenera al hombre como las extensiones marinas. Y ésta será su verdadera vocación en el próximo milenio". En pleno siglo XXI, las construcciones urbanas progresan sin control como tentáculos. Quizás más que en las costas, presas de la especulación inmobiliaria más atroz, sea en las montañas donde más se frenan esas ansias desmedidas del hombre por asentarse. Y por tanto, la montaña es donde aún se es capaz de pasar varias horas sin cruzarse a otros seres humanos, también deseosos de estar en paz con la Madre Tierra. Los senderos de Ordesa siguen siendo visitados por gentes provenientes de Francia, País Vasco, Cataluña, incluso madrileños como nosotros. Parece que cuando te cruzas con cualquiera de ellos, todos seguimos hablando el mismo lenguaje universal y único del deseo de estar en paz y que nos dejen en paz con nuestra propia contemplación de lo natural.

Si el quebrantahuesos un día deja de sobrevolarnos por las rutas pirenaicas de Añisclo, Bujaruelo, Cotatuero o Pineta habremos atraido sobre nosotros la peor de las malas suertes. De momento el bicho se defiende, se defiende como gato panza arriba.

1 comentario:

Mike Muddy dijo...

Recuerdo a una pareja de quebrantahuesos que sorprendimos posada en la zona de las Gradas de Soaso. Los bichos echaron a volar y pudimos contemplarlos con los prismáticos durante un buen rato. Fue durante una excursión tardoinvernal de fin de semana a principios de los 90.

Seguro que los Pirineos te han cargado las pilas. Bienvenido de nuevo al Foro y al blog. Ya ves que los vagos y maleantes siguen como solían y no han inaugurado la temporada.