No pudo ser tampoco anoche aunque al menos se intentó. Caímos de pie ante el mejor equipo del mundo, quizás de la historia, demostrando que la única manera de poner al Barça en apuros es jugando de cara, buscando descaradamente su portería con la esperanza de que en el intercambio de golpes salgas victorioso.
No hay más fórmula por mucho que le pese al Sr. Mourinho. Clásico tras clásico el todavía puto amo del madridismo, ha visto como sus fórmulas magistrales ultradefensivas eran superadas con facilidad por un Barça sosegado incluso, un Barça que no necesitó en los últimos partidos siquiera de las genialidades de Messi. Lo que le valió con el Inter para superar de coña las semifinales de la Champions, pensaba este genio del futbol mundial que le iba a servir también aquí. Con un equipo veinte veces mejor que ese Inter, probablemente con la mayor concentración de talento por metro cuadrado de la historia merengue, la cruda realidad ha ido poco a poco convenciendo a muchos de los aficionados abducidos, que mouriñismo y madridismo son cosas antagónicas, son vías paralelas que jamás se podrán juntar.
El partido de ayer pone a las claras que el Madrid no puede jugar ni un partido más como D. José propone. Y menos contra el Barça. El Madrid es un campeón que sólo puede morir matando y no acochinado en tablas. Y menos en el Bernabéu, eso es un sacrilegio. Y si hay que perder porque el rival es mejor, se pierde y punto, pero se intenta. Ayer fuimos fieles a nosotros mismos, se jugó para ganar y se dio la talla. Y se hizo a nuestro estilo de siempre, ese que es tan radicalmente diferente a lo que nuestro actual míster cree como verdad aboluta.
Mourinho fue contratado por Dios para liderar las huestes blancas y derrotar al maligno Barça. Hasta hoy la cruda realidad no ha demostrado más que su tremenda incompetencia para lograr este objetivo, en esencia el único para el que fue contratado. Superar al Alcorcón de turno y ganar la Copa del Rey parece poco valor añadido para tanto desgaste institucional. Para conseguir 96 puntos en liga ya teníamos al “soso” de Pellegrini.
Suerte que esto huele a final. Sea porque ganemos liga o Champions que este coleccionista de títulos enamorado de si mismo decida emigrar a la Premier, o porque no ganemos nada y la presión de la opinión pública y la prensa le echen a patadas, parece que los días oscuros de José Mourinho tocan a su fin. Lástima que el máximo responsable de este desaguisado, el Sr. Pérez, el de los prólogos prestados, saldrá de rositas y podrá seguir ejerciendo de forofete de tres al cuarto metido a presidente del mejor club de la historia del fútbol. A ver con que ocurrencia nos sorprende la próxima vez.
3 comentarios:
No pongo ni quito una coma. Amén.
El Madrid sigue siendo el Madrid. En unos años, el portugués se habrá ido y seguiréis con vuestra historia. Sólo os hace falta pasar por la terapia de algún argentino y ganar un par de títulos al Barça.
Yo estoy preparando una colecta para sacarle el billete de avión (sólo ida)
Y otro para el ser superior.
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