lunes, 31 de diciembre de 2012

BEGOÑA BLUES

Toca recapitular, como todos los finales de año, y si hay un hecho que no quiero dejar pasar es el cierre de nuestro querido “Centro Begoña”, en el que 4 miembros de la Banda hemos formado nuestros cerebros adolescentes. Y como soy el más veterano en ese cuartel, creo que debo relatar lo que significó para mí este colegio y de qué manera nos influenció en los convulsos años de la Transición.

Mi andadura comenzó en 1978, cuando ingresé para cursar 7º de la extinta E.G.B.; sólo había una clase, eso sí, bien aprovechada, con 42 mamelucos de todos los pelajes. En aquel entonces estaban cerrando progresivamente las líneas de Básica para centrarse en su principal fortaleza: BUP y COU, estudios de los que carecían muchos coles del barrio. Porque éramos, como casi todos los colegios de entonces, un centro de barrio: sólo recuerdo un compañero que le traían sus padres en coche; el resto íbamos a patita desde bien pequeños… Igualito que ahora.

La penuria de las instalaciones era patente: No teníamos nada de nada, y lo poco que había estaba desperdigado por los bajos del gigantesco -e innovador- edificio que daba a José del Hierro. La foto de abajo ilustra el patio de recreo, que en realidad eran las zonas comunes del vecindario, que nos soportaba estoicamente, y en donde unos de nuestros deportes favoritos era la caza de la rata:



Pero pronto comprobé que no es más rico el que más tiene, sino el que más da: La calidad humana y docente de los profesores compensaba con creces estas carencias materiales. Eso sí, tenían que bregar duro para hacerse respetar, y sólo el Director, el gran Don Gregorio, atemorizaba sin esforzarse: La sola mención ¡Que viene el Goyo! creaba una estampida memorable y nos ponía más firmes que una vela.

La verdad es que yo no tenía ni idea del ideario del Centro, sólo que era "una filial del Ramiro" -cosa que era verdad, aunque fuese el pariente pobre-. Pero creo que si mis padres hubiesen sabido que eran tan izquierdosos, habrían buscado otro cole.... Ya hemos comentado muchas veces que el propio profe de Religión estaba afiliado al PCE.

Pasó la EGB, y menos de la mitad de los compañeros pasaríamos a BUP. Del resto, gran parte de ellos eran carne de cañón, hijos del proletariado irredento, y mucho me temo que unos cuantos ya no estarán en el mundo de los vivos...

El BUP nos abría nuevos horizontes: Yo abandoné a casi todos mis compañeros de francés y cambié otra vez al inglés, con lo que casi cambié de cole. Y las chicas: muchas y, a esa edad, todas guapas. Yo creo que  la educación mixta nos resultó muy positiva y nos ayudó a madurar y a desbastarnos. En aquel barracón, en donde estuvo la capilla, vi por primera vez a Mike junto con otros "históricos" del Begoña.

Pero lo más importante es que allí fragué mi amistad con Titus, a quien nunca agradeceré bastante su apoyo, el haberme introducido en su círculo y haberos conocido a todos vosotros y, por medio de Yolanda, haberme presentado a Nuria. Sin el Begoña no sería intelectualmente quien soy, pero sin Titus no sería tampoco un miembro de esta Banda.

Precisamente Titus comentó que el 15 de junio iba a celebrarse una fiesta con motivo del cierre definitivo de "El Begoña" y, aunque yo no soy muy proclive a este tipo de eventos, me quedé con el prurito de no haberme pasado por allí. 


Como tenía curiosidad por el tema, buscando alguna referencia sobre la fiesta de despedida he encontrado esta reseña en un blog de un ex-alumno, que me parece realmente acertada y emotiva, con un tributo especial al Máster, que secundo fervientemente: UN BEGOÑITO NUNCA SE RINDE

Y también, en la revista de FUHEM "Pepa", que fue Directora en los últimos tiempos del Centro, escribió un editorial, cuyo enlace os facilito: Artículo "Pepa"

GRACIAS, BEGOÑA. HASTA SIEMPRE.


1 comentario:

Mike Muddy dijo...

Extraordinario post, me ha emocionado. Hace poco, trasteando en Facebook, encontré una página de ex alumnos del Begoña. En estas redes sociales, cuando pinchas en algún sitio, dejas huella y luego te rastrean. El caso es que recibí un correo de una compañera del instituto que me contó lo de la fiesta de junio y también que algunos históricos de mi clase se reúnen de vez en cuando. Recuerdo la mayoría de los nombres que mencionó, aunque no siempre sus caras. Ella, en cambio, sí se acordaba de las caricaturas que hacía de los profesores. Le dije que me avisara si organizan otra reunión, aunque llegado el momento no sé si acudiré. Grande el Begoña, el Goyo, la Pepa, Mabel, el Pope y tantos otros de aquellos tiempos felices en los que teníamos aún toda la vida por delante.