Escribir bajo pseudónimo ha sido práctica habitual para protegerse de criticas, tener más libertad o evitar ser ajusticiado... Pero conchavarse para cobrar dinerito fácil engañando, es harina de otro costal.
Seguramente esta chica guapa sea en realidad Amy Martin; desde luego, da el pego. Además, es escritora y tiene un libro con un argumento similar, pero no ha podido resistir la tentación de encarnar a su personaje de ficción, muñiendo con su (¿ex?) marido esta farsa, que sería graciosa si no hubiera billetes de por medio.
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