miércoles, 31 de agosto de 2011

7 FINAL DEL CAMINO


La noche trascurre un poco movidita. Las literas se disponen en una habitación juntas de dos en dos. A mi me toca cara con cara con un señor muy majete que viaja con su hija de 14 años, ella duerme en la litera de encima.
Resultó ser un roncador de categoría especial, encontré lo horma de mi zapato. Consigue dormirse antes que yo y comienza con un recital de manual, recurro a todo mi arsenal de chasquidos y movimientos bruscos para interrumpir su poderoso ronquido, es increíble pero no resulta, por fin un contrincante a mi altura. Comienzo las patadas sistemáticas para interrumpir su sueño, se despierta extrañado pero se rehace con una rapidez pasmosa y comienza a roncar de nuevo. Me temo que esta noche será larga.
Por fin me hago con él y caigo rendido en plácido sueño, supongo que yo también ronco como un Belcebú. Curiosamente empiezo a sentir pateos propinados por mi compañero de litera, está probando su propia medicina y sufre mi concierto, no me afectan, estoy cansadísimo y me duermo al instante.
Digamos que la noche queda en tablas. Cuando me levanto mi querido compañero de litera no está, ha partido temprano, no le he oído salir, todo un detalle.
Comienza la jornada, la última, todo ha ido como estaba planeado. Me quedan 85 Km en suave descenso, o eso marcan los mapas. Tiene que ser una jornada cómoda y gloriosa
Estoy en la provincia de Lugo, comienzo la última subida fuerte y ya solo que quedan suaves desniveles. El límite con la Coruña está cerca, apenas hay distancias entre los núcleos urbanos, las aldeas se juntan unas con otras, el paisaje es idílico y el tiempo magnífico, va a ser una etapa muy agradable.
De lo que dicen las altimetrías de los mapas a la realidad va un trecho. Galicia tiene un paisaje suave pero realmente es un auténtico rompepiernas, las “subiditas” no dan tregua. En definitiva está claro que no hay etapa que no requiera su esfuerzo.
Paso por Palas de Rey, no lo conocía, es un buen pueblo ya muy cerca de la provincia de La Coruña. Sigo avanzando por el paisaje gallego, minifundios y aldeas. El final se acerca.
Quiero comer en Santiago pero mis planes se tuercen, la etapa está siendo más complicada de lo que dicen los libros. No importa, tengo fuerza de sobra para llegar a Santiago a buena hora y dar un largo paseo por las calles ya conocidas.
Ya estoy en La Coruña, el paisaje no cambia, los km discurren tranquilamente, el final está más cerca.


Por fin el monte del Gozo, subo con la ilusión de ver lo que ven los peregrinos, Santiago y su catedral. Ya estoy aquí, hay un monumento que marca lo más alto del monte. Me llevo una desilusión, no consigo ver la catedral desde aquí, no importa muy pronto estaré en la plaza del Obradoiro y la veré en todo su esplendor. ¿Veré algo distinto que en las anteriores visitas?
Ya estoy en Santiago, hay peregrinos y gente por todas partes, son las 4, entro por un lado de la ciudad que no conozco, no importa, el camino sigue marcado por las flechas amarillas que me han acompañado todo el camino.


Bajo unas escaleras, atravieso una puerta y la veo, la Catedral de Santiago. Mis sensaciones son de paz, relajación, alegría y tranquilidad. Me voy al centro de la plaza y disfruto de la vista apoyado en mi bici. Paso media hora así. Mi proyecto de años se ha cumplido. Salí de casa y me he plantado en Santiago, solo con mis medios.

Aparecen mis colegas haciendo una entrada triunfal en la plaza, el día anterior no les he visto pero no podía acabar el viaje sin coincidir con ellos en la meta, Nos hacemos las fotos de rigor y decidimos buscar alojamiento. Antes conseguimos los credenciales de haber realizado el camino


En Santiago hay varios macro albergues pero decidimos buscar otros psudoalbergues privados que están en el centro de Santiago y no tienen hora de cierre, esta noche llegaremos tarde


Se me olvidaba, os acordáis del vasco vacilón de camino a León, yo tenía serias dudas de continuar por el dolor de rodilla, este tío, en lugar de darme ánimos, tiró para delante dejándome más que desmoralizado. Pues bien, le vi en Santiago, llega mucho más tarde que yo, el tío se muestra sorprendido de verme aquí, me hacía tirado por el camino. Se ha hecho una etapa de 120 km para poder salir esta noche a Bilbao, está desencajado y con muy mala cara, no ha disfrutado nada del camino. El dicho se cumple y nos hemos encontrado en el camino, todo el mundo queda en su lugar.

Nos alojamos, nos adecentamos y salimos a pasear por Santiago. Por supuesto hay cervecismo reiterado en la plaza que ya conocéis y en otras plazas y bares. Por supuesto hay cena con arroz y Bogavantes. Y por supuesto hay alguna copa en garitos nocturnos, mañana no se madruga.


Un buen final para siete días intensos.
Estoy contento y satisfecho. Mi proyecto se ha realizado plenamente y en el tiempo previsto, ha sido duro pero llevadero. He tenido tiempo para pensar. El camino ha tenido paisaje, naturaleza, gastronomía, historia, emociones, buenas charlas, encuentros, despedidas arquitectura, problemas y soluciones.
Este viaje me ha ayudado a pensar y definir mi futuro, tengo casi 50 tacos, experiencia, fuerza y ganas de hacer cosas. Tengo muy claro que el futuro será lo que yo quiera que sea. Siempre he sabido que la actitud es importantísima, si piensas en positivo se obtienen siempre resultados positivos.
Por desgracia los últimos años el negativismo total invadió mi vida laboral, la desconfianza y la mala fe me ganaron la partida. Me encontré con un elemento siniestro que me robó la ilusión.
Este viaje me ha hecho recordar viejas sensaciones. Yo soy capaz de hacer lo que quiera, puedo enfrentar cualquier proyecto. Tengo capacidad para resolver cualquier situación laboral. Este viaje ha resultado ser una catarsis. Lejos del trabajo he encontrado la confianza en mi mismo.

Termino un viaje y comienzo otro. Parece ser que esto es lo que dicen muchos peregrinos, el viaje comienza después de llegar a Santiago. Empiezo con fuerza renovada, dispuesto a seguir las flechas amarillas que aparecerán en mi vida, con un proyecto que puede funcionar. Estos son los sentimientos que deben gobernar mi nuevo camino, estas será mis nuevas flechas.
¡¡¡¡ULTREYA!!! Hermanos, cada uno tiene su propio camino de Santiago en estas situaciones que nos está tocando pasar. Problemas en el trabajo, personales o existenciales. La solución que os propongo es mirar dentro de uno mismo y pensar en esta frase que os he repetido muchas veces. ¡¡¡Ultreya!!!!. Siempre adelante hermanos


6 LAS DIFICULTADES DEL CAMINO


Madrugo, como todos los días, preparado para una dura jornada. Los dolores de rodilla permanecen controlados. Miro al cielo, está cubierto pero no llueve, es un buen augurio. Comienzo la ascensión del duro Cebreiro.
Posiblemente esta no sea una etapa más dura que la de la fuenfría, pero las charlas durante el camino ayudan a mitificarlo. Es el último gran puerto antes de llegar a Santiago, después las alturas no son muy importantes, o eso marcan los mapas.
A un Km del comienzo empieza a llover fuerte, no queda otra que continuar. Mientras se asciende la lluvia no molesta demasiado, voy por un valle intensamente verde, voy dejando atrás las últimas tierras leonesas. En la cumbre ya estaré en Lugo.
El puerto no es más duro que otros, la marcheta controlada ayuda a sobrepasarlo con relativa facilidad. Posiblemente el paisaje es muy bonito, pero la neblina que cubre todo me impide verlo. Corono y transito por un altiplano. Es una lástima, pero creo que me estoy perdiendo algo bonito.
Comienza una fuerte bajada. La lluvia adquiere otra dimensión. Todos sabemos que puede caer desde arriba, ser una lluvia racheada y golpearte desde los lados, pero lo que no sabía es que también sube desde abajo. La rueda escupe agua y barro en cantidades industriales. La bajada se hace muy penosa, no vea nada. Empiezo a sufrir mucho frio, no puedo controlar la tiritona, no puedo parar, no hay refugio en estas montañas.


A mitad de cuesta me quedo sin frenos, la arena se come las pastillas, solo aguanta una pero está en las últimas. Tendré que parar en el siguiente pueblo que tiene taller, está a 25 Km, Sarria. La bajada se hace más penosa todavía. Debo aumentar las precauciones, no puedo acelerarme demasiado pues se rifa una leche importante.
El día sigue discurriendo con más lluvia y miedo a una caída. Sinceramente no guardo ningún recuerdo del paisaje, tengo otras preocupaciones, solo sigo las flecas amarillas que balizan todo el camino. Paso por pequeñas aldeas deshabitadas, no disfruto nada.


Las cuestas van cediendo a un paisaje más suave ya en el valle. Paso por Samos, tiene un impresionante Monasterio pero yo no tengo mucho tiempo para verlo. Estoy deseando llegar a Sarria para resolver mi problema. Los caminos son más fáciles y no tengo que tirar tanto de los frenos, apenas responden.
Por fin llego a Sarria, no tengo que buscar mucho, el taller está en la ruta, delante de mi hay otro ciclista en apuros sustituyendo un cambio. Me da tiempo a recuperarme del frio y el susto. El Santo me ha protegido, he llegado sin más problema pero en muchos momentos he pasado miedo
Con la bici plenamente competitiva de nuevo sigo camino, ya relajado, solo me molesta la lluvia, que no ha parado en todo el día y no tiene visos de parar. Pero en este momento ya apenas es un problema, me obliga a extremar el cuidado en el camino y por ello el paisaje se me escapa.


Avanzo por tierras gallegas, las aldeas y las parroquias pasan sin apenas distancias entre ellas. Estoy en la Galicia profunda, Lugo. Me dirijo al Miño, pero antes tengo algunas subidas suaves. Los caminos son una gozada, discurren por valles cerrados, naturaleza rural en estado puro. Pequeñas parroquias y más aldeas
Desde Sarria hay 110 Km, es el comienzo de muchos peregrinos, para que te den las credenciales del camino hay que hacer al menos 100 Km. Con todos ellos cruzo un “buen camino”, saludo oficial de esta aventura. En la edad media se decía: “ultreia” y el otro peregrino respondía “e suseia”. Traducido es “mas allá” y la respuesta era “y más alto”.


Llego a Portomarín a orillas del Miño. El refugio municipal está a tope. Estamos en las últimas etapas del camino y hay cientos de peregrinos. Por alguna razón que desconozco este pueblo me da mal rollo. Quizá es demasiado grande para lo que estaba viendo por el camino. Es pronto todavía para buscar otro refugio en este pueblo y decido seguir camino. Estoy a 90 km de mi destino y todo lo que avance hoy hará la próxima jornada más cómoda, ya solo me queda un puerto mediano y me lo voy a quitar de encima.
Llego a Gonzar, a 81 km de Santiago, son las 6 y he recorrido 90 km. Son pocos para lo que he estado haciendo pero os aseguro que la etapa ha sido de las más duras por la lluvia, que por supuesto cede nada más llegar al pueblo, por las averías y por la dura orografía. Han sido 90 km bajo la lluvia intensa.
Paro en un albergue municipal pequeñito, como el pueblo. Esta limpio y es cómodo. Hoy no había quedado con mis colegas, no teníamos claro hasta donde llegar, paso la tarde solo. Hay dos bares y reparto mis inversiones en cervecismos y cena entre los dos.
Hablo con otros peregrinos españoles y brasileños. Ya se siente la cercanía de Santiago.
Todavía no os he hablado del tercer colega, Carlos. Tiene 30 años está soltero y también trabaja en la misma fábrica que sus compañeros. Es un flipado de las bicis, la que tiene la ha montado él comprando las piezas por internet, la ha salido todo por 3000 €. Vive en Fuenla. Tiene pocos estudios y no le gusta mucho su trabajo. Considera que el vale para más. Iván, su compañero, le echa en cara que no tiene ninguna obligación, que gasta más de lo que debe, que se da muchos caprichos y que vive muy cómodo con sus padres. Carlos responde que no tiene ninguna obligación, ya será responsable cuando lo tenga que ser, por lo pronto tiene novia pero no tiene nada claro lo de casarse. Es el más extrovertido y divertido de los tres. También arrastra un fuerte dolor de rodilla pero ha aguantado. Le gustan las cuestas y lleva unos desarrollos exagerados. Seguro que esto es la causa de su lesión.
Hoy he aguantado el chaparrón, he seguido las flechas amarillas, he sido prudente cuando debía, no he podido ver el paisaje y guardo pocos recuerdos del camino. Cuando tocan torcidas hay que apretar los dientes y seguir. Cuando hay problemas se resuelven, en todo caso siempre hay que decir….. ¡¡¡Ultreya!!!. Siempre adelante, no nos podemos parar por las dificultades. Tomaré ejemplo para el camino de la vida.

lunes, 29 de agosto de 2011

RETORNO AL MESÓN

Hace unos días quedé con Titus para llevar a nuestros retoños al cine en Villalba. Me propuso, con buen criterio, dejarlos en la puerta de la sala, pasar de la peli (era sobre un marciano llamado Paul, creo) y practicar el cervecismo. "¿Por qué no vamos al Gallo Rojo?", dijo. "Pero... ¿existe todavía?", dudé. Hacía casi veinte años que no pisaba por allí. Durante este tiempo, una vez pasé en coche por la zona buscando una ferretería y mientras callejeaba me acordé del mítico mesón, pero no di con él. Decidimos probar. Por lo menos, daríamos un paseo y si fracasábamos podríamos apretarnos unas birras en cualquier terraza por el camino. Hablamos de los recientes sucesos de Londres, de la crisis económica (y de valores, aún más grave) y de la educación que estamos dando a nuestros hijos, a los que no informamos convenientemente de que su buena vida puede acabar en cualquier momento. También de que a nuestra generación no le queda otra que practicar el "Carpe diem" de forma radical; nuestras mujeres dicen que es la crisis de los 40, pero yo creo que es la crisis de todas las edades desde que uno ingresa en la madurez. Estábamos en estas disquisiciones cuando llegamos al territorio del Gallo Rojo, cerca de la estación de ferrocarril de Villalba. Después de un rato de búsqueda estuvimos a punto de arrojar la toalla. Entonces nos topamos con un establecimiento llamado Mesón O'Botafumeiro, y su fachada nos llamó la atención. "¿No era aquí?". Si no era, desde luego se parecía mucho. Entramos. Hacía un calor del carajo, pero sí, podría ser. La barra a la derecha y una sala con mesas al fondo. Ahí nos solíamos sentar a gestionar los minis y las raciones. Ahí Miss Scarlett's Band compuso sobre una servilleta de papel uno de sus "hits", "Zu-Yan" (ese original desaparecido tendría hoy el mismo valor en el mercado que un dibujo de Picasso). Nos sentamos en la barra y tras pedir dos cañas le preguntamos al camarero. "Sí, esto era el Gallo Rojo", confirmó. "Hace unos años se vendió y el nuevo propietario cambió el nombre del mesón". Los recuerdos acudieron a nuestra mente, pero sólo por un rato. Apuramos las cervezas y abandonamos el antro semivacío y sin aire acondicionado en busca de una terracita. Cualquier tiempo pasado fue mejor, aunque al menos este mesón, con otro nombre, sobrevive, mientras La Chuletera expiró con toda su grasa.
Qué mayores somos, anyway.

domingo, 28 de agosto de 2011

5 POR EL BIERZO


Madrugo, todavía me duele la rodilla pero el “volta” hace milagros. Tendré que mantener el doping durante todas las jornadas para mantener la hinchazón de rodilla a raya. Desayuno en un bar de la plaza y comienzo viaje.
La jornada de hoy tiene fuertes desniveles pero a partir de aquí tengo menos Km. Astorga está a 255 Km de Santiago y según mis cálculos los podré hacer en tres jornadas.
Comienzo mi andadura ascendiendo suavemente en dirección a las montañas que rodean toda la comarca del Bierzo. Sopla viento (ya sabéis el que se llama como la tierra por donde voy) me acompañará toda la jornada para hacer un poco más dura la etapa.
Es sin duda la etapa más bonita del camino, voy pasando por pueblos “camineros”. Son pueblos que surgieron al calor del camino para atender a los peregrinos en sus necesidades. Las casas se disponen a lo largo de una calle, el camino de Santiago, son muy largos y apenas tienen una segunda fila de casas. Hoy estas casas se han convertido en bares y tascas que dan servicio a los caminantes. Han sabido conservar las antiguas fachadas en piedra y la estructura tradicional del pueblo. El conjunto es encantador y son verdaderas trampas de cazar peregrinos, es imposible pasar por ellos y no tomar un refrigerio en una tasca.


En el camino francés la cantidad de peregrinos es enorme, cada jornada me cruzo con cientos de ellos. Todos con la mirada concentrada en el camino, realizando un verdadero esfuerzo, los ciclistas somos pocos y da la impresión de que somos peregrinos de segunda categoría, de hecho en los refugios tienen preferencia de entrada primero los caminantes, después los peregrinos a caballo y por último los ciclistas. Yo creo que el esfuerzo y el sufrimiento que padecemos es similar aunque tardemos poco en hacer el camino, muchos de ellos no podrían soportar el machaque que supone hacer 100 Km diarios por malos caminos día tras día, en todo caso yo no me considero de segunda, creo que mi esfuerzo tiene tanto mérito como el suyo.
Ya me acerco al comienzo del puerto, el paisaje es precioso, Astorga al fondo y montañas cubiertas de robles al frente. Las pendientes se incrementan y continúan así durante 10 Km. Los picos de las montañas están cubiertos de nubes y dan todavía más belleza a la ascensión.


En la cumbre hay una cruz de hierro que da nombre al puerto, está sobre una montaña de piedras y objetos que han dejado los peregrinos durante siglos y que llevan desde sus casas para dejarlas aquí, no se el motivo pero la próxima vez llevaré un guijarro desde Montecarmelo para segur acumulando historia.


Desciendo al Bierzo por paisajes verdes, el resto de la jornada discurre por terreno suave, se puede disfrutar del día. El cuerpo se va endureciendo y el esfuerzo se tolera perfectamente, el doping ayuda a mantener los dolores a raya.
Paso por Ponferrada, capital del bierzo, por su castillo imponente de origen templario construido para defender el camino y a sus caminantes. Cacabelos, Camponaraya, todos nombres sonoros de una comarca que también conocía de otras excursiones. Lo cierto es que conocía muchas zonas del camino pero no las articulaba entre si. Hacer el camino te ayuda a dar a todas estas zonas su sentido geográfico, entiendes la orografía de España, de alguna manera estoy tomando la medida a este país en su verdadera dimensión.


A lo lejos se divisa ya la sierra de los Ancares que delimitan el bierzo y dan paso a Lugo por el temible puerto del Cebreiro. Mi objetivo hoy es avanzar todo lo que pueda hoy para hacer la jornada próxima más tranquila.


Continúo viaje dejando atrás Villafranca del Bierzo, puerta de la sierra de los Ancares y sigo por la vega del Valcárcel. Siguiendo la antigua nacional VI. Arriba, colgada del cielo, está la nueva nacional VI, salva desniveles con impresionantes viaductos. Abajo, a pesar del intenso tráfico que discurre por la autovía reina un silencio asombroso. Continúo ascendiendo por el valle de manera suave, voy a cumplir el objetivo de llegar al último pueblo con alberge antes de encarar el puerto del Cebreiro. Hay verde por todas partes, es un valle muy cerrado y el camino es realmente agradable.
El tiempo empieza a empeorar, se cubre de nubes y comienza a chispear. Ya me habían advertido que en esta zona siempre llueve, yo no lo creía ya que estamos en julio y las precipitaciones son escasas pero tengo que empezar a admitir que la experiencia de los demás es un grado.


La lluvia arrecia y paro en un pequeño pueblo, Vega de Valcárcel, tiene un albergue Municipal limpio y coqueto. Son las 4:30 y solo he recorrido 91 km, suelo terminar las etapas a las 6. Hoy y en vista del mal tiempo decido parar y tomarme una tarde de descanso algo más larga.
Mis colegas habían decido subir más arriba, pero también se vieron obligados a parar en el mismo pueblo, nos encontramos en el periodo de cervecismo. La jornada ciclista ha sido más corta de lo normal y el cervecismo se alarga más de lo normal. Tenemos tiempo de conocernos mejor.
Iván, Ivix para los amigos, es un chaval de 30 años casado con dos niños, no tiene estudios y está satisfecho con su trabajo. Vive en un pueblo de Toledo cercano a la provincia de Madrid, su mujer se ha quedado en paro y es concejal del partido popular en su pueblo. Iván no tiene muchas expectativas en la vida, con lo que gana y lo que le pasa su suegro vive más que bien. Es buen padre, siempre se está acordando de sus niños, en especial del pequeño al que dejó llorando cuando se iba. Yo creo que es feliz, no quiere meterse en complicaciones como las que le propone su suegro de hacerse con una tintorería en una buena zona. Su suegro tiene una y conoce el negocio. Por el momento no va a cambiar su vida.
Hoy he disfrutado del camino, ha sido la etapa más bonita hasta ahora, el paisaje ha sido fantástico, los desniveles, fuertes, no han sido un obstáculo. Por decirlo de otra manera he seguido el camino sin pensar en nada más. Posiblemente en esto consista la felicidad, seguir el camino y no plantearse otras metas que las cercanas, como hace Iván. En todo caso vuelvo a decir ¡¡¡Ultreya!!! Compañeros, la meta está cerca, cada día tiene su afán y poco a poco los proyectos se cumplen. Mañana será otra dura jornada.

sábado, 27 de agosto de 2011

4 DEUDA PENDIENTE


Madrugón, desayuno en el albergue de peregrinos, soy de los últimos, aquí, en el camino la gente se levanta a las 5 para aprovechar al máximo las horas de fresca.
El día no comienza nada bien, tengo un fortísimo dolor de rodilla y está muy hinchada, me cuesta caminar, no puedo doblar la rodilla, empiezo a tener alguna duda sobre si podré continuar.
Hago de tripas corazón, la etapa hasta León es muy plana e intentaré seguir despacito, seguro que cuando vaya calentando el dolor se pasa. Decido salir.
Los primeros Km son un suplicio, el vasco fanfarrón con el que me ha tocado dormir me suelta una vacilada y me pasa a toda castaña, ya podrá. Arrieritos somos y en el camino nos encontraremos.
La cosa no mejora, pero el camino ayuda, es muy llano y podré llegar a León. Allí compraré algo de doping y continuaré camino. Un dolor no me puede apartar del objetivo.


Llego a León, nos reciben voluntarios del Samur, nos explican el itinerario de la ciudad, donde sellar nuestro pasaporte y los servicios básicos para peregrinos. Buena organización. Yo solo necesito una farmacia. La encuentro y me venden un Voltarén.
El poder de la mente y la autosugestión son infinitos, nada más tomarme las pastillita el dolor empieza a ceder, este medicamente es una maravilla. Comienzo la visita a León, fotito en la catedral y en el parador, alguna compra y sigo camino.
Con el dolor ya controlado afronto el resto de la etapa con mucho más optimismo, continuo por tierras leonesas dirigiéndome a tierras maragatas. He quedado con mis colegas en Astorga.
Ya conocía la zona de excursiones anteriores y me acuerdo de una deuda pendiente en Astorga, esto me da muchas fuerzas.
La etapa discurre por llanos y zona de viñedo, alguna pendiente fuerte pero corta, preludio de otras bastante más potentes en etapas futuras. Desde el crucero de santo Toribio se divisa Astorga, capital de la comarca Maragata, detrás ya se ven las cordilleras que delimitan toda la zona.

Estoy en Astorga, pueblo monumental con catedral vieja, palacio episcopal, obra de Guadí y murallas romas. Es un enclave estratégico y por aquí han pasado todos los dominadores de la península, romanos, visigodos, árabes y cristianos.
Me alojo en un albergue de monjas, es muy grande y no tiene el encanto del anterior, también hay gente de todo el mundo pero no hay convivencia, solo es un lugar de paso, sin personalidad.


Mis colegas ya están aquí y nos tomamos unas ricas cervezas en la plaza, delante del ayuntamiento, es un marco incomparable para la práctica del cervecismo. La ocasión invita a la charla y tengo ocasión de conocerlos mejor.
Miguel tiene 40 años, es un súper deportista, hace bici de montaña, footing y es miembro de un club en Colmenar que realizan un deporte consistente en localizar una serie de puntos en un terreno agreste con la única ayuda de un mapa y unas coordenadas. Gana el que más rápido lo haga gracias a la estrategia que aplique y a la velocidad a la que se mueva por el bosque, por supuesto si quieres ganar debes correr. La segunda parte de sus vacaciones será en Lituania participando en un concurso internacional de esta modalidad.
Miguel es el mayor de mis colegas, el más asentado, no tiene hijos, posiblemente por ello se ha podido dedicar al deporte con tanta dedicación. Me confiesa que han intentado tener niños con técnicas de reproducción asistida en varias ocasiones pero no han funcionado. Actualmente están en tramitación para adoptar un niño y está en la fase de habilitación para poder hacerlo. Sabe que es un proceso largo.
Como os decía trabaja con los otros dos compañeros en una fábrica de piezas industriales pero no me pega nada en este trabajo, supongo que la vida le ha dirigido por ese camino.
La jornada empezó fatal pero está terminado fantásticamente bien, y todavía no he saldado la deuda con Astorga. Han sido 100Km bastante cómodos a excepción de los suplicios de las dos primeras horas, pero todo lo doy por bueno si al final puedo reponerme con un cocido maragato en el restaurante que mejor lo hace, Restaurante La Peseta. Por fin me cobro la deuda.
La cena es épica, un cocido maragato consiste el plato que ya conocéis pero se degusta al revés de lo que normalmente se hace. Se comienza con la carne, el tocino, la morcilla, el chorizo y el jamón. Todo ello de primera calidad. Se continúa con la legumbre, la patata y las berzas, tiernísimas. Y se acaba con la sopa perfectamente sazonada. Todo ello regado por medio litro de vino de la tierra y finalizado con arroz con leche.


El motivo de tomarlo así es, según me cuenta un lugareño, una tradición que ordenaba tomar lo más calórico y sabroso al principio y dejar lo menos nutritivo para el final. Así evitaban tener que compartir la parte más suculenta con los franceses en tiempo de ocupación pues estos tenían la costumbre de asaltar las casas de los paisanos a la hora de la comida.
El motivo me parece una tontería pero lo que si aseguro es que de esta manera comes muchísimo más pues la verdura y la legumbre sacian antes y por ello comes menos carne. De esta manera te tomas toda la carne y el delicioso tocino a saco, sin límite. Todavía hoy cuando escribo estas líneas se me hace la boca agua. Puedo dar mi deuda por saldada, pero os propongo repetir el festín todos juntos, ya me diréis.


Reflexiones: la primera, todo llega tarde o temprano, hay que saber esperar el momento y la oportunidad adecuada. La vida siempre ofrecerá una oportunidad para alcanzar el objetivo deseado, muchas veces de la manera más inesperada. Quizá mi despido del trabajo me esté dando la oportunidad de hacer lo que siempre he querido, de emprender el camino por mi cuenta, de ser el único responsable de mi trabajo. Quién sabe, ya veremos
La segunda: todo plan tiene dificultades, un dolor de rodilla no puede apartarte del camino, hay que aguantar pues el propio proyecto da alternativas, lo único que hay que tener claro es el objetivo. ¡¡Ultreya!!,compañeros, siempre adelante como decían los antiguos peregrinos. Santiago ya está más cerca. Mañana será una etapa dura.

viernes, 26 de agosto de 2011

3 SIGUIENDO EL CAMINO


Nos levantamos pronto, el albergue se cierra a las 8. Arturo el hospitalero nos ofrece un desayuno más que digno y nos da las últimas instrucciones para seguir el camino. Se nota que es una tarea que repite cada mañana con cada grupo de peregrinos y disfruta con ello.
Salgo antes que mis compañeros, mi estrategia es distinta, yo voy lento pero sin pausa, ellos meten caña desde el principio y paran para hacer largos descansos, tengo claro que si intento seguir su ritmo reviento, por ello lo que hago es acordar el punto de destino y quedamos allí al final de la jornada. Yo sigo mi ritmo.
El primer pueblo es Simancas, muy cerca de Valladolid, famoso por su archivo general y todos los pleitos que ha tenido últimamente a cuenta del traslado de documentos a Cataluña, pero nada de esto tiene importancia hoy.
Dejo la vega del Duero ascendiendo una fuerte pendiente para llegar al páramo castellano, estoy en tierra de campos. Paisajes infinitos, monocultivo de cereal, llanos fácilmente ciclables. Llevo un ritmo buenísimo. El paisaje solo se rompe por valles abruptos generados por los afluentes del Duero como el que me encuentro al llegar a Wamba. Este nombre siempre me hizo gracia, es el de un rey godo, no sé si vivió aquí.


Dejo a un lado el monasterio de la Santa Espina, ya lo conocía de otra excursión. Guarda como reliquia un trozo de la cruz de Cristo, igual a la que se guarda el Santo Toribio de Liébana u otros muchos monasterios a lo largo del mundo. Seguro que si juntamos todas las espinas del mundo nos da una cruz de dimensiones descomunales, lo que importa es la veneración de la gente por un objeto, autentico o falso, que rememora un acto realmente generoso, morir para perdonar los pecados del mundo. Estamos en el camino de Santiago y la religión es importante.


Continúo por tierra de Campos, llego a Medina de Rioseco, pueblo con mucha tradición en el camino de Santiago. Desde aquí puedes tomar varias alternativas, decido seguir por el Canal de Castilla, esto realmente no pertenece al camino pero me atrae la obra de ingeniería realizada en Castilla para crear una ruta fluvial por el paramo, tenía la intención de unir el norte con el Sur de España conectando distintas cuencas fluviales mediante canales y esclusas realmente ingeniosas que se utilizaban para salvar los distintas altitudes orográficas. Llegó a funcionar parcialmente en el tramo que se construyó, pero era un reto demasiado grande para la época. Hoy queda como canal de riego, pero admiro la visión de futuro de estos estadistas. Pensaron a lo grande, tenían una visión general de España, sabían que esto podría representar un gran avance, no se perdían en discusiones de patio de colegio como ocurre ahora. Hay que seguir su ejemplo.


Sigo avanzando por la provincia de Valladolid, el objetivo es conectar con el camino Francés, ya en la provincia de León. Inicialmente estaba previsto llegar a Sahagún, pero Arturo el hospitalero nos recomendó variar un poco el recorrido y llegar a otro pueblo, Bercianos, nos adelanta 10 km ya en el camino Francés.
Bercianos del Real Camino es muy pequeño pero tiene un albergue muy grande, en el sentido figurado, es el más auténtico de todos los que visité. Pertenece a la iglesia del pueblo, lo llevan dos voluntarias encantadoras. Al ser un pueblo muy pequeño no hay ningún restaurante y en el refugio sirven la cena para los peregrinos. Todo se hace con la colaboración de todo el mundo, se prepara la cena, se recoge y se friega gracias al trabajo de todos. Después de cenar, en la sobremesa los peregrinos cuentan de donde son y tiene que cantar una canción típica de su tierra, todo ello animado de manera fantásticas por las dos Hospitaleras. Gente de Corea, de Brasil, Italia, Alemania, Suiza y más nacionalidades se encuentran para hacer un camino, cada uno tiene su motivación, realmente impresiona.
Después de cenar salimos a ver la puesta de sol desde el refugio y después hay una reunión voluntaria de oración y reflexión a la que acude todo el mundo. Esta reunión es dirigida por las hospitaleras de manera discreta, cada uno expone sus experiencias del camino en su idioma o simplemente permanece en silencio. Los italianos hablan de experiencias religiosas, la motivación de una alemana es la de recorrer un camino lleno de naturaleza. Dos coreanas, madre e hija lloran emocionadas al llegar su turno, por supuesto no entiendo nada, pero mi intuición es que están aquí cumpliendo una promesa. Acabamos rezando unas oraciones, cada grupo en su idioma, los sonidos son distintos, pero los sentimientos se unifican.


Es el final emotivo de una buena jornada, 120 Km por terreno mayoritariamente llano, una media de 13 Km/h. Estoy satisfecho, el programa se cumple tal como lo había pensado.
Siguiendo el camino voy teniendo más claras algunas cosas, las largas horas de pedaleo me ayudan a pensar, el ejercicio eleva las endorfinas y te llevan a un estado de euforia y optimismo que, aun hoy, cuando escribo estas líneas, se mantiene.
Cuando llega la hora de explicar mis motivaciones para hacer el camino en la reunión, me guardo una parte para mí, pero si hablo de lo poco que se necesita realmente. En este camino llevo muy pocas cosas, apena dos mudas, una bici de casi 20 años de antigüedad y la decisión de hacer un camino. Cada vez tengo más claro que lo importante no es lo que se tiene, sino el plan que te marques, la meta a la que quieres llegar, lo demás es accesorio.
¡¡Ultreya!!Compañeros. Mañana seguiré de nuevo el camino, sé dónde quiero llegar, solo me falta saber lo que quiero los próximos años, seguro que en Santiago ya lo tengo decidido.

EL MILAGRO DE GRAFITO



Conservo desde crío el olor de un buen lapicero al utilizar el sacapuntas: madera y grafito. El aroma de la creación. Siempre que dibujaba a lápiz me inspiraba el propio objeto con el que dejaba huella en mi historia. Disfrutad de este "así se hizo".

miércoles, 24 de agosto de 2011

2 PINOS, ARENA Y PINCHAZOS


Salgo a las 8 de la mañana sin desayunar, con la intención de hacerlo en el primer bar que vea, un fracaso total, en estas tierras de castilla lo de madrugar no se lleva y no encuentro nada abierto hasta las 10 de la mañana. Mientras tanto voy avanzando por tierras de secano, por pistas de arena, por pequeños pueblos lejos de toda ruta turística o comercial, más solo que la una, por las tierras de Segovia, siguiendo la vega del Eresma.


A lo lejos ya se ven los primeros pinos. Estoy un poco preocupado ya que por estos pinares es fácil pinchar y solo llevo una cámara y no tengo bomba. Tenía pensado comprar algo de material en el primer pueblo que tuviera tienda de bicis, por el camino los paisanos me dicen que la única que hay en 50 Km a la redonda está en Nava de la Asunción, por suerte está en mi camino.


Cuando llego allí el grupo de ciclistas con los que coincidí en Zamarramala me advierten de que llevo las dos ruedas pinchadas. Una vez más el Santo protege a sus peregrinos, me permite llegar a este pueblo y puede compra las cámaras anti pinchazo que me habían recomendado estos chavales. Un auténtico descubrimiento de la técnica bicicletera.
El día sigue discurriendo por pinares, por si no lo sabéis una de las características de estos pinares es que se asientan sobre arena muy fina, lo que en ciclismo se llaman trampas de arena. A pesar de saberlo en la primera de ellas me clavo y tengo la primera de las caídas en estas jornadas. Son caídas sin consecuencias, las ruedas quedan encajadas y hundidas en la arena y caes de lado ya que no te da tiempo a sacar los pies del calapié.
El calor va en aumento, este es el principal tormento de esta etapa.


Paso por Coca, todos conocéis su castillo mudéjar, pero lo que realmente me llama la atención es la torre de San Nicolás, también mudéjar, está aislada y no sé el sentido que tiene, en el próximo viaje me enteraré
Continuo viaje siempre siguiendo paralelo al Eresma, entre pinares, sorteando trampas de arena y con un calor de justicia paso a la provincia de Valladolid con el objetivo de alcanzar el Duero.


Llego a Puente Duero, localidad cercana a Valladolid. Allí encuentro un refugio para peregrinos súper agradable, regentado por Arturo, un voluntario hospitalero de 70 años enamorado del camino.
El refugio está subvencionado por una asociación de amigos del camino de Santiago. Me empiezo a dar cuenta de la gran tradición que tiene el camino y de todo lo que mueve
Son las 6:15 y he recorrido 110 Km. La jornada ha sido cómoda en líneas generales excepto por los miedos iniciales a los pinchazos y por el fuerte calor de la jornada, pero ya estoy en la meta y con el objetivo cumplido
Aquí coincido de nuevo con el grupo de la primera noche y decidimos ir a conocer el pueblo y tomarnos unas merecidas cervezas.
Iván, Miguel y Carlos trabajan en Madrid en una fábrica de piezas industriales, dos de ellos tienen 30 tacos, son jóvenes y fuertes. Miguel tiene 40 y es una verdadera máquina en bici, ha hecho el camino 5 veces por distintos trayectos, es un veterano. Durante la cena los puedo conocer mejor, son muy buena gente y decido que acompasaré el viaje con este grupo ya que tienen las mismas intenciones que yo, en los próximos capítulos os iré contando más sobre ellos
El albergue cerraba a las 10 y durante la última conversación con Arturo, el hospitalero, escucho por primera vez la palabra ULTREYA, expresión medieval dicha por los peregrinos a modo de saludo, significa “siempre adelante” y marca el espíritu del camino
Me gusta esta palabra, suena bien, tiene fuerza, a partir de ahora será muy importante para mí, no solo en el camino, también en todas las facetas de la vida
¡¡Ultreya!! Compañeros, mañana será otra dura jornada, pero ya le estoy cogiendo la medida al camino, cumpliendo con los objetivos diarios y solventando los problemas sobre la marcha. ¿Será esto lo que tengo que hacer los próximos años?